El
año pasado nos despedimos con una promesa o una amenaza, que era el volver al
festival de Sitges con más formol que nunca. Bueno, honestamente no sabría deciros si en esta edición se han batido los récords formólicos, pero en cualquier caso, hemos tenido unas raciones interesantes. Así que hey! ho! let's go!
Tu cara me suena
Para empezar, y como no podía ser menos cuando se trata del festival de cine fantástico y de terror (aunque ya no tan fantástico y ya no tan terror, pero esa es otra historia) tuve el placer de reencontrarme con uno de mis infiernos personales.
El infierno en la tierra
Cualquiera que haya tenido que hacer la ruta Madrid - Barcelona en autobús y haya tenido que parar en cierta área de servicio sabrá a lo que me refiero. Un área de descanso espantosa, con comida espantosa, en un entorno espantoso, y obligado a aguantar una espera tan espantosa como baldía. Casi preferiría estar dos horas escuchando a
Phil Collins antes que volver a soportar de nuevo esta experiencia.
¡Diplómate en química mineral acudiendo al festival de Sitges!
Afortunadamente todo pasa y acabamos dando con nuestros huesos en
el hotel,
gay friendly para más señas como todos los del centro, para descansar y tomar un refrigerio.
Conocemos a un policía ideal para el caso, y no, no es el inspector Clouseau (¡Por supuesto que no lo es, ni lo será jamás!)
En el hotel tuvimos un aviso de lo que nos podía deparar el festival. La primera dosis de formol en la frente con la emisión de
Agárralo como puedas con
Leslie Nielsen nada más conectar la televisión de la habitación.
¡Dénme mi acreditación o el castor morirá! ¡Tengo un lápiz, y sé utilizarlo!
Esto nos afectó mucho, como se puede ver en la anterior foto, pero ni eso ni la lluvia nos impidió ir a por las acreditaciones, momento en el que pudimos comprobar que la organización del festival no mejora año tras año, sino más bien al contrario. Falta de material, mala atención, despistes, pérdidas de fotos, colas y esperas sin sentido. Diez puntos menos para Slytherin.
Del cartel de este año... pues qué decir de él. De las películas de las vallas que aparecen en las siguientes fotos no vi ninguna. Tampoco tuve muchas oportunidades ya que la organización se ha visto desbordada por su propia inconsciencia a la hora de acreditar a cualquier
mindundi que escribiera cuatro chorradas en un blog (¡como éste!) asi que mientras abría la mano por un lado, la cerraba por el otro, con claro afán recaudatorio. Este aspecto siempre ha estado presente en Sitges, y siempre me ha parecido mal. Un festival de cine está para promocionar las películas, no para hacer dinero.
Así que películas tan rimbombantes y esperadas como
El laberinto del fauno y demás no las vimos, ya que entre esto y que llegamos con el festival muy avanzado, tratamos entonces de centrarnos en otras cosas.
Aquí hay vallas para dar y tomar, oiga
Empezamos el festival metiéndonos en la sala Brigadoon (cómo no), cobijo de frikis, alcohólicos, drogadictos, desamparados y otros fracasados de la vida que huyen de la lluvia y buscan algún lugar donde pasar un rato secos y rodeados de calor (humano). Ahí hubo algo que ver, ya que emitían el concurso de cortos Premio Brigadoon
Paul Naschy.
La clásica introducción a las películas en las proyecciones donde podemos ver al mono Mojo
haciendo el baile de la alegría con los aviones De la sesión pudimos ver
Dijo Jack, una especie de corto
metacorto donde una chica tiene visiones oníricas en las que es espectadora de su propio suicidio y luego lo plasma en un corto (¡ahá!). Se trata de un corto ganador del festival de cine de Albacete realizado por un tal Manuel Ortega que, como curiosidad, se ideó, esbozó, y grabó en una noche (o eso dicen).
¡Más alto, que la oreja no lo oye!
Como segundo plato, y el más impactante, nos sirvieron calentito calentito el
corto ¡Morid, Hijos de Puta!, de la factoría
Eskoria Films y dirigido por Adrián Cardona. La historia va a directa al grano: los que en verano invaden las Baleares en general e Ibiza en particular son gentuza, pseudo pijos,
buenrollistas y niñatos de mierda a los que no queremos aquí porque nos toca los cojones tener que aguantarlos un año sí y otro también. ¿Solución? Descuartizémosles. Un servidor suscribe ese caluroso recibimiento a niñatos, bakalas pastilleros y demás gafapastas que visitan las islas. ¡Dadles su merecido a esos hijos de putaaaaaaaaaaaa!
¡Muere hija de puta, a ver si te entran ganas de volver!
Para acabar la noche de cortos, nos presentaron
Delenda est Genesis. Un cortometraje que mezcla el género
gore con
zombis, vísceras, sangre, virus letal,
cyberpunk,
manga, asesina a sueldo psicópata y apocalipsis. El corto está muy bien realizado, el guión es bueno y se han trabajado mucho los detalles como los efectos, el vestuario, el maquillaje y la ambientación en general. La música acompaña a la acción (realmente en este tipo de metrajes no se le puede pedir más). Pero todo el andamio se cae por los actores, que son incapaces de hacer creíble lo que nos cuentan.
La protagonista lo intenta, pone poses que se nota que ha visto en mil películas de
anime... pero no lo consigue. Una lástima, pero aún así deja un muy buen sabor de boca.
Delenda est Genesis
Aún hubo tiempo para otro corto más,
Dale la carta, Sofía. Esa misma noche y gracias a este corto pude empezar a vislumbrar lo que iba a ser una constante durante el festival, y es la abundancia de los
alternativos guays y el
gafapastismo a doquier. Si algo podía condensarlo todo en unos insoportables quince minutos era este corto, todo él lleno de
pseudo-simbología casposa. Aún habrá personas sueltas por ahí que se piensen que rodar en blanco y negro, con perspectivas "poco habituales", grabando objetos súper súper cargados de significado metafísico, y todo regado de la música compuesta por un amiguete -gafapasta también- es condición necesaria y suficiente para hacer una pequeña obra maestra aclamada por la crítica. Pues no, mira. Ya basta de esos que quieren y no pueden. Ya basta de aburrir con cosas que pretenden estar cargadas de significado pero que son unos ladrillos desprovistos de sentido alguno, y de interés también. Así que todos esos
alternaguays de medio pelo me van a copiar mil veces en la pizarra: "no volveré a decir expresionismo abstracto" para mañana y con buena caligrafía.
La noche no dio para mucho más. Solamente quería dedicar un pequeño homenaje a ese bar cutrecillo pero que nos salva la vida cada año, y que se llama
La Cantonada. Allí podréis encontrar buena pitanza cargada de grasa rica rica para reponeros después de un duro día. De nada, y que aproveche.
Una buena sala, con butacas cómodas, y sin que nadie te moleste para ver la pantalla. Así da gusto ir al cine
El día siguiente nos reservaba lo que podría ser la candidata a ganar el premio
Pedorretas de este año. Es una película en la que sale un actor que tiene el careto de Nicolas Cage. También habla y grita como Nicolas Cage. Tiene un trágico pasado que le tortura, como en las pelis de Nicolas Cage. Y también se desencaja, suda, y pierde los nervios -y la olla- como Nicolas Cage. Nuestra sorpresa y asombro fueron mayúsculos cuando investigamos el reparto de este engendro y vimos que, efectivamente, ¡se trataba de
Nicolas Cage! No mantendré por más tiempo la tensión: el bodrio del que hablo es
The Wicker Man, que además de mala, comete el doble crimen de ser un
remake de una película inglesa.
La historia es bien sencilla de entender. Una panda de tías que se acaban de leer lo primero que les ha caído entre las manos sobre
desarrollo sostenible y a las que les mola
las Corrs y todo lo que huela remotamente a celtoide, se creen las reinas del mambo y deciden darse el piro allá por una isla desierta del noroeste de Estados Unidos, a tomar por el culo del mundo con la sana intención de dominarlo más adelante. Para ello, las chorvas se marcan una sociedad matriarcal donde la mayor parte del día se dedican al sexo tántrico mientras alegremente recolectan la miel de sus abejitas, hacen ofrendas a sus diosas guays cachirulis, festejan
samhain cada dos semanas, y el resto de su tiempo libre lo emplean en grabar compact discs de música céltica y a la vez aburrir al máximo al espectador. Desde luego eso lo consiguen y si forma parte de su plan de dominación mundial, lo van a tener muy pronto.
Así las cosas, engañan a un pardillo que además de tener cara de ídem, lo es de pies a cabeza (sí, es Nicolas Cage) para que remueva Roma con Santiago y se vaya a esa lejana isla, donde además no hay boca de metro con lo que llega con un cabreo de tres pares porque ha tenido que pillar el autobús que pasa cada dos días. Las señoras, que no son conscientes del estado anímico de este señor, se dedican a vacilarle y a marear la perdiz con su hija desaparecida y le llevan de aquí para allá, en una situación cada vez más inquietante.
No desvelaré (del todo) el final, pero el caso es que el señor Cage -que además su personaje tiene la desgracia de llamarse Malus, ¿pero a quién se le ocurre ponerle un nombre así de ridículo?- pierde completamente los nervios y empieza a repartir hostias como hogazas a toda fémina que se le cruce por el camino, con patada voladora y todo. En ese momento se produjo un momento muy tenso en el cine porque la sala estaba repleta de gafapastas y en cualquier momento podían levantarse en armas invocando a zetapé y demás iconos del posmodernismo. Pero para que os hagáis una idea de lo insoportables y desquiciantes que eran las señoras celtoides hijas de Gaia, que cada patada y cada galleta que soltaba Cage era recibida con una ovación.
Bueno, ahora en serio, yo lo que me preguntó es ¿por qué? ¿Por qué nos tienen que castigar con bodrios así? ¿Qué les hemos hecho nosotros, inocentes espectadores, para que nos la metan doblada con cosas así? Espero que productores, directores, actores, y cualquier culpable de todo este desaguisado reflexionen tranquilamente en sus hogares y que sobre todo, sobre todo, esto no se vuelva a reproducir. Desde aquí se lo pedimos con educación y respeto. Y de rodillas si hace falta.
Star Trek: pijamas, libros, y una maquinilla de afeitar (¿phaser? ¡Ja!)
Después de semejante despropósito huimos a la sala Brigadoon, a ver si se nos podía pegar algo del frikismo que desprende ese lugar. Nos encontramos con la exposición itinerante que este año versaba sobre
Star Trek y un señor con las orejas puntiagudas.
Más pijamas y merchandaisin
Personalmente no me apasiona mucho esa serie, aunque tampoco me desagrada y ver unos cuantos capítulos siempre resulta entretenido.
Una navecilla: cincuenta céntimos en plástico que alguien habrá pagado seguramente por mil euros
Por otra parte, la mercadotecnia que rodea este fenómeno me deja un poco frío. Sinceramente, ver maquetas de naves y pijamas no me parece especialmente motivador, aunque había curiosidades y cositas que eran interesantes. Aquí dejo las fotos por si hay alguien interesado en el tema.
Esta es la bata que usan en la sauna-relax de alguna confederación intergaláctica
Una nave klingon, un cuchillo klingon, y el propio klingon psicópata
Un pijama de lo más pop, con calentadores tope ochenteros
El teletransportador formol: derrita su cerebro en menos tiempo de lo que tarda en decir "phaser"
El teletransportador formol con más detalle
¿Qué se bebe en las convenciones frikis de Star Trek? Error. Se bebe agua, y la cerveza de la foto permanece en una vitrina o en una bolsa de plástico que la proteja del sudor ácido de las manos
Un póster de la selección intergaláctica Pijamas C.F.
Una ración de banderas que parecen sacadas de una hermandad universitaria de los EEUU
Esta me gustó mil
Pero ésta no tanto...
Tigres, tigres, leones, leones, todos quieren ser los campeones
Esto no es serio
Y esto lo es aún menos
Data con su phaser preparando un batido de formol intergaláctico
Más adelante pudimos resarcernos de la mala experiencia mañanera y vimos lo que para mi ha sido lo mejor de lo poco que he visto en este festival, y viendo el cartel y los comentarios que circulaban por ahí sobre el nivel del resto de las películas, parece que hubo suerte y fue de lo mejorcito del festival dentro de la sección oficial
Fantastic.
La película es
Princess, una coproducción de Dinamarca y Alemania, dirigida por
Anders Morgenthaler, salido de la escuela danesa de animación. Quiero decir, que se ha forjado allí, no que sea un salido.
Fuck porno!
El film es una evolución de su propio corto "
Araki, the killing of a japanese photographer", del cual toma la idea base y la desarrolla aprovechando todas las posibilidades que ofrece la historia, con muchos más matices y detalles de los que permite el formato del cortometraje. Para los que tengan la oportunidad en un futuro, recomendaría ver tanto el corto como la película, en ese orden, tal y como lo emitieron en el festival.
Mira Clara, qué atardecer más bonito...
La película es impresionante en todos los aspectos. La idea y el guión son realmente excepcionales. La historia es sorprendente y original, llena de giros y recovecos que te mantienen agarrado a la butaca. La película va de Christina, una
porn star de cierto éxito cuyo nombre artístico es
Princess, sufre una muerte violenta. Su hermano August, sacerdote que desaprobaba las actividades de su hermanita, toma bajo su cargo a su sobrina Mia, de apenas ocho años, y que ha crecido en el ambiente sórdido del mundo del porno con su madre y sus amantes.
¡Preparados, cámara, acción!
Por lo que hicieron a su hermana como a su sobrina, el padre August deja de lado sus principios morales y se embarca en una cruenta y dura -tanto para él como para los que persigue- venganza contra aquellos que de algún modo u otro tuvieron algo que ver con la muerte de Christina, y destruir todo el material pornográfico donde aparecía su hermana.
Pagarán caro lo que hicieron
La combinación de sexo, religión, violencia y venganza forma una mezcla explosiva que resulta estar muy bien plasmada en la gran pantalla. Técnicamente, Morghentaler ha combinado los rasgos del cómic europeo con algún toque de anime, efectos de infografía, y escenas de imagen real. El resultado es una película impactante como hacía tiempo que no veía en el mundo de la animación, y que recomiendo muy mucho desde aquí.
El último día de estancia empezó de manera algo similar al anterior. Por la mañana nos desayunamos la última ida de olla onírica de
Terry Gilliam,
Tideland.
La película se puede calificar honestamente de extraña. Jeliza-Rose (algo así como el equivalente a nombres como Jennifer o Samantha por estas latitudes), pierde a su madre yonki y con su padre -el
notas del
Gran Lebowski- se van (nadie sabe por qué) a una granja perdida en mitad de la nada, aunque desde aquí sospechamos que se encontraba cerca de la isla perdida de la película de Wicker Man, por la ida de olla más que nada. Una vez allí el padre se dedica a meterse jaco en vena hasta que claro, se queda más tieso que un hueso. A partir de este momento -desde el principio, en realidad- la ida de olla de Gilliam es monumental y empieza a construir un mundo ficticio en base a la imaginación de la niña huérfana y un par de personajes bizarros a morir que ¡ôh casualidad! resultan ser sus vecinos. La película se enfrasca entonces en una espiral del absurdo que acaba devorándose a sí mismo hasta el desenlace final. La sensación que tiene uno al salir de la sala es que se trata de una muy buena idea pero que ha sido terriblemente desaprovechada y no se la ha sabido explotar como se debería. ¿Cuántas veces habéis sentido algo parecido al final de una película? Pues eso mismo.
Por la tarde tuvimos la milagrosa suerte de conseguir pases para uno de los estrenos que llevaba esperando más tiempo. Se trata de
Renaissance, un thriller de ciencia ficción que se desarrolla en el París del año 2054. La gran corporación
Avalon está a punto de culminar una investigación confidencial cuyo resultado le podría dar el control absoluto del destino de la humanidad. De por medio, un secuestro de una persona clave hace peligrar sus objetivos y será el punto de mira de intereses encontrados. Una acción muy conseguida, un guión bien trazado que te mantiene en suspense hasta el final dan un buen resultado en pantalla. Es una película ecléctica que bebe de las fuentes del cine negro, de la ciencia ficción y de la animación. Rodada con una innovadora técnica que reduce la imagen real a una animación simulada reducida a la mínima expresión de un blanco y negro radical. Se podría decir que sus padres espirituales son
Sin City,
Blade Runner y
Ghost in the Shell. Lástima que la idea no sea todo lo original que uno quisiera: una gran corporación que amenaza con dominar el mundo, ¿alguien ha visto algo parecido?
Acción y violencia en un París apocalíptico
Más adelante nos esperaba el maratón de cine en el auditorio de Sitges, que empezaría a altas horas de la madrugada (altas horas + 1 gracias a la desorganización de la organización). Para ir matando tiempo nos dirigimos al Brigadoon para ver alguna película del maratón asiático que estaban proyectando. Qué gran error. Tuvimos la desgracia de llegar a la última película, algo así como "
Blind beast vs Dwarf". Repito, qué gran error. Nadie sabe por qué se emitió este bodrio grabado en vídeo. Bueno, ese es el menor de sus problemas...
Bodrio grabado en dolby digital: la tecnología al alcance de cualquiera
La película era tan mala, el guión era tan nefasto, la trama tan sin sentido, los actores tan malos, los decorados tan patéticos, era todo tan rematadamente nefasto que en la Brigadoon se vivieron escenas absurdas.
¡¿Pero qué cojones es esto!?
El público riendo por no llorar y la gente abandonando la sala -muy mala ha de ser la película para que la gente se vaya de la Brigadoon, creedme- nos hizo desistir al cabo de la primera hora de emisión y consideramos que ir a pasar frío y hacer cola sentados en el suelo en plena madrugada a la entrada del auditorio era una oferta mucho más atractiva. Así que allá nos fuimos.
Así de mareados salimos del bodrio
Tras quitarnos los carámbanos que nos colgaban de la nariz, al final pudimos entrar al auditorio de Sitges para asistir al maratón nocturno. Aún no lo sabíamos, pero íbamos a asistir al gran pelotazo del día, y casi casi del festival entero.
El buen ambiente friki de siempre de las maratones nocturnas y la sala abarrotada
El maratón amenazaba con empezar con el corto
Martians go home! La venganza de Sara Clockwork, donde participa Chema Ponce (uno de los colaboradores de la radio
Sin Audiencia) junto con
Alaska y
Edu García como estrellas invitadas. Lamentablemente a última hora decidieron que la sesión no empezaría con ese corto y lo relegaron para más adelante dentro del maratón, para desgracia de un servidor que no tenía la intención de quedarse mucho tiempo.
Iros pa casa, majetes
Este cambio iba ser lo mejor que me podía haber ocurrido esa noche, porque en su lugar, empezamos la sesión con lo más bizarro, provocador y brutal que pude ver en todos estos días.
Señoras y señores, quiero presentarles a Borat. Se trata de un hombre humilde y sencillo, cuya preocupación es aprender todo lo que pueda del grandioso pueblo norteamericano para transmitirlo a su país de origen,
Kazakhstan.
La gran nación de Kazakhstan se siente orgullosa de su hijo pródigo, Borat
Detrás de tan simple como absurdo argumento se esconde lo más procaz que se puede ver en la gran pantalla a día de hoy:
Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan. Esta maravilla es una película/documental guiada por
Sacha Baron Cohen, alias Ali G, que adopta el papel de un embajador kazajo que es enviado por su gobierno a grabar un documental en EEUU para conocer la cultura americana y aplicarla en lo que sea posible en la ex-república soviética.
El documental (o película, sinceramente no sé qué es esto) empieza muy fuerte y no te deja ni un sólo segundo de respiro hasta el final. Un humor crudo y directo, autoparódico, grotesco, corrosivo como nunca lo habréis visto, se van sucediendo escenas una tras otra que te dejan con los ojos abiertos como platos y la mandíbula floja, porque por momentos es difícil de creer lo que uno está viendo.
Borat va entrevistándose con diferentes personalidades de la cultura americana -un profesional del humor, un curso de aprendizaje de buenos modales, una iglesia, un espectáculo de rodeos, unos universitarios, y muchísimos más- a los que somete a situaciones límite. Y cuando quiero decir límite, es límite de verdad. Escenas provocadoras que ponen a los protagonistas de este experimento en situaciones realmente incómodas para acabar dejándoles desnudos ante las cámaras sin poder ocultar lo peor que esconde cada uno de ellos. Este experimento se plantea como un documental a todas esas personas, y queremos creer que hay cosas que están acordadas diciéndoles que la intención es grabar un documental, aunque ocultándoles las reales intenciones de los entrevistadores.
Happy to meet you. You have sexy time with me?
Realmente algo increíble y que recomiendo (¡obligo!) a ver a todo aquél que tenga la oportunidad. Aparentemente y si la información que he leído no es incorrecta, Borat aterrizará por aquí en noviembre. En cualquier casi se puede ir mirando el
trailer en su
página oficial. Una cosa más. Es in-dis-pen-sa-ble ver la película en VOS. Repito: INDISPENSABLE.
Bye bye
Con este inmejorable sabor de boca di finalizado el festival. La sensación que me queda este año es que me he perdido miles de cosas que me hubiera interesado ver, especialmente algo de cine asiático, que este año era más escaso que en ediciones anteriores. Parece que esta vez se ha dado bien, pero menos. Habrá que subsanarlo.
¿Más formol? ;)