domingo, 22 de mayo de 2011

15M

Tras dos días por la Puerta del Sol, lo vivido es memorable. Gente de todo tipo y condición, padres con sus hijos, gente mayor, jóvenes a cascoporro, y por encima de todo mucha mucha gente, miles de personas. Todos indignados y comprometidos con la protesta. Sin colores, sin presencia de partidos ni sindicatos, solamente gente harta de todos ellos. Todo pacífico, ni un altercado, ni el más mínimo amago de violencia. Toda la plaza empapelada de arriba a abajo con carteles y consignas. Un pequeño caos perfectamente organizado de tiendas y toldos. Gente de la calle debatiendo en pequeños grupos de política, economía y justicia social, todos a una con un único objetivo en la cabeza: que todo esto cambie de una vez, que dejen de engañarnos, de robarnos, de estafarnos, de reírse de nosotros. Una imagen para recordar.

15M

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Mucho tiene que aprender de esta gente la basura de casta política que tenemos encima.

martes, 17 de mayo de 2011

No les votes (= vota a otros)

No les votes

1.- OBJETIVO DE #NOLESVOTES. Las personas que apoyamos a la iniciativa #nolesvotes desde sus inicios, a la vista de la catarata de tergiversaciones vertidas por políticos y medios de comunicación, queremos recordar y subrayar que la iniciativa en ningún modo promueve la abstención, y que surgió para hacer una llamada al ejercicio del voto responsable el próximo 22-M. La iniciativa pide específicamente que no se vote a los partidos que responden a intereses distintos a los de la ciudadanía: PP, PSOE y CiU, pero recomienda que en su lugar se examinen otras opciones. La iniciativa no pide el voto para ninguna opción concreta: el voto es responsabilidad de cada ciudadano.

2.- HAZ DE TU PÁGINA UN CARTEL ELECTORAL. Las calles están llenas de carteles electorales, pero muchas personas no se ven representadas en ellos: la intermediación hizo que la política sea cada vez más lejana al ciudadano. Para subsanar tal déficit democrático, proponemos que todo ciudadano que así lo desee pueda convertir su blog, su web, su muro o su twitter en un "cartel electoral" del movimiento. Si quieres respaldar esta iniciativa, convierte tu sitio en Internet en un cartel electoral antes de las 24 horas del próximo día 20 de mayo, con el logotipo de #nolesvotes o de las plataformas con las que simpatices, y el texto "ni PP, ni PSOE, ni CiU".

3.- COLABORACIÓN DISTRIBUIDA. Te invitamos a copiar este texto y construir páginas de enlaces que referencien todos los sitios que dan apoyo a la iniciativa. De igual modo, invitamos a los demás colectivos que comparten nuestra propuesta a que lleven a cabo acciones similares. La fuerza de la red reside en la distribución y colaboración entre sus nodos.

4.- TÚ ERES EL ALTAVOZ. Tan importante es la red como la calle: no te limites a actuar en internet. Levántate y explícaselo a todos tus conocidos, especialmente a aquellos más vulnerables a la propaganda en los medios de comunicación masivos.

5.- ACCIÓN. No te quedes en casa el domingo 22. Sal a la calle y ejerce tu derecho al voto. No votes a quienes, actuando abiertamente en contra de la voluntad e intereses de los ciudadanos, han convertido la democracia en una burla de sí misma. Por la participación democrática activa: ni PP, ni PSOE, ni CiU.

Manifiesto de #Nolesvotes | http://www.nolesvotes.com/
Wiki colaborativo #nolesvotes | http://wiki.nolesvotes.org/wiki/Portada
Twitter #nolesvotes | http://twitter.com/#!/search/nolesvotes
Facebook #nolesvotes | http://goo.gl/4Nmj1
Material gráfico #nolesvotes | http://goo.gl/dbGAb

miércoles, 11 de mayo de 2011

Hacia el oeste

Cualquiera que tenga previsto visitar Lisboa por primera vez (o repetir visita, que desde luego lo merece) no debería perderse varias cosas de esta bonita ciudad al borde del Atlántico.

Lo primero y más importante, se come bien y barato. Una palabra: bacalao. En todas sus formas lo podréis encontrar en el barrio Alto. Huid de los restaurantes tourist trap. Son fáciles de identificar: aquellos en los que los camareros os intentan meter a grito de 'Fado! Fado!'. Mejor ir a restaurantes frecuentados por autóctonos, más íntimos, más buenos, más baratos. En el barrio Alto no faltan de esos y los podréis encontrar a partir de la calle Loreto. En el barrio de Alfama (zona de la Sé o Catedral) también tenéis bastante donde elegir.

Atención, antes de comer y cenar es costumbre que te sirvan un aperitivo. Si lo comes, aunque sea un bocado, te lo cobran. Si no deseas ese plus, ignóralo y no te aparecerá en la cuenta final. Cuidado porque a veces algunos de estos aperitivos cuestan prácticamente lo que cuesta un plato de la carta.

Para tomar unas cervezas y unas copichuelas podéis acercaros por el Chiado. Muchos bares y mucho ambiente. El Chiado y el barrio Alto son un laberinto de callejuelas. Dejad las guías de turisteo en el hotel y perdeos por ahí. Es la mejor forma de conocer Lisboa. Para los que quieran hacer sus compras, en el propio Chiado disponen de unos grandes almacenes para tienduchear un poco.

Hacia el oeste
Dos símbolos de la ciudad.

Para moverse por la ciudad no hay duda: lo ideal es hacerse con una tarjeta de transporte recargable. Admite recargas de 24 horas, y lo mejor es cargarla desde el principio con los días que piensas estar en la ciudad y así te olvidas. Cómodo y barato. No os cortéis en usar los tranvías lisboetas tan típicos, es la mejor manera de salvar las distancias y sobre todo las cuestas de la ciudad.

Para acercarte al aeropuerto hay varios autobuses, pero mejor tómatelo con tiempo especialmente a la vuelta ya que se recorren toda la ciudad y puedes tardar más de lo que esperabas. Si vas justo de tiempo los taxis en Lisboa no son caros (al contrario que en Madrid, donde son una estafa o algo peor).

Hacia el oeste
Elevador de Santa Justa.

Por cierto, con la tarjeta de transporte tendrás acceso a los elevadores que hay repartidos por la ciudad. Algunos son monumentos nacionales como el elevador de Santa Justa, diseñado según se dice -pero no está probado- por un discípulo de Eiffel (aunque si quieres acceder a su mirador tienes que pagar un pequeño plus). Lo podéis localizar muy cerca de la plaza Don Pedro IV, en la zona más comercial de Lisboa.

Hacia el oeste
Vistas desde el mirador de Santa Justa.

Otro elevador curioso es el de Gloria, que es simplemente un travía-funicular que salva la pendiente de la calle del mismo nombre, que por cierto es bastante empinada. Lo podréis encontrar en una de las calles que desemboca en la plaza de los Libertadores. A la salida del funicular os encontraréis con los jardines de San Pedro de Alcántara, con un mirador impresionante y una terraza para tomar algo. Disfrutad de las vistas.

Similar al de Gloria tenéis el elevador de Lavra, en la calçada do Lavra, muy cerca de la avenida de los Libertadores que termina en la plaza del mismo nombre.

Sitios para visitar, pues los típicos. En el barrio de Alfama están Castillo de San Jorge y la Sé de Lisboa, plaza del Comercio y el barrio de la Baixa Pombalina con su la zona comercial con calles peatonales entre dicha plaza y la plaza de Don Pedro IV, la plaza del Rossio, el teatro nacional Doña María II, y la estación de trenes del Rossio bien vale un vistazo. En la plaza de Don Pedro IV tenéis el café Nicola con su estilo art decó, pero ojo con sus precios.

Hacia el oeste
Castillo de San Jorge.

Lejos del centro tenemos otro polo muy turístico que concentra la torre de Belém, el monasterio de los Jerónimos y el monumento de los Descubridores, con unas bonitas vistas al puente 25 de Abril. Absolutamente todo merece la pena visitarlo.

Hacia el oeste
Torre de Belém.

Hacia el oeste
Monumento a los Descubridores.

Hacia el oeste
Claustro del monasterio de los Jerónimos de Belém.

Hacia el oeste
Fachada del monasterio de Belém.

Y por supuesto visita ultra obligatoria a la tienda de los pasteles de Belém. Calentitos y con canela, imposible comer solamente uno, ¡deliciosos! Probad también las croquetas de bacalao. No hay pérdida, es la única tienda donde veréis que se hace cola desde fuera. Para acceder a toda esta zona es muy fácil: basta con tomar el tranvía 15 desde la plaza del Comercio y os llevará directo.

Hacia el oeste
Pastelitos de Belém, con copyright y todo.

Cuidado con los carteristas ya que es una zona muy turística y hacen su agosto. Vigilad los bolsillos, mochilas y bolsos, siempre cerrados y bien agarrados. Esto en general es aplicable a todo el transporte público de la ciudad.

Hacia el oeste
¡Cuidado, tranvías a tu espalda!

Hacia el oeste
Postal de Alfama.

No dejéis de tomar los tranvías que suben desde la Baixa hasta Alfama. Aparte de visitar los barrios típicos, bien vale perderse por sus calles. Hay varios miradores, especialmente uno llamado Mirador de Santa Lucía donde hay una terraza chill-out con unas vistas inmejorables al Tajo. El mejor lugar para estar unas horitas al sol con una cerveza bien fresca. Si tenéis la oportunidad de encontrarlo no la desaprovechéis. Por cierto, toda Lisboa está llena de miradores y terrazas. Disfrutadlos con salud.

Hacia el oeste
Vistas desde Santa Lucía.

Si vais a Lisboa con tiempo, tal vez os apetezca visitar alguna de las ciudades cercanas. Os recomiendo especialmente Sintra. Se llega en 45 minutos en tren tomándolo en la estación de trenes del Rossio y el trayecto es bastante barato.

Hacia el oeste
Palacio da Pena desde la garita de los guardas de la muralla.

Hacia el oeste
No cabreéis al tritón, ni le miréis directamente a los ojos.

Una vez allí podéis visitar varios de sus palacios pero no dejéis de subir al Palacio da Pena -espectacular- y al Castelo dos Mouros, ambos en una situación privilegiada sobre la ciudad.

Hacia el oeste
Vistas de Sintra desde lo más alto.

Hacia el oeste
Las murallas del Castelo dos Mouros.

Hacia el oeste
El Palacio da Pena visto desde el castillo.

Para subir es aconsejable tomar un autobús ya que son cinco kilómetros de subida bastante dura en una carretera llena de curvas. Ojo los que se mareen en los autobuses porque los conductores conducen rápido, son bruscos y apuran los giros. Los más valientes deciden subir a pata, pero se pierde bastante tiempo en la excursión. Por otra parte, el palacio nacional de Sintra me pareció poca cosa, pero para el que lo quiera, ahí lo tiene.

De vuelta a Lisboa tal vez uno quiera darse un homenaje. Se puede empezar con un chupito de ginjinha, licor típico a base de guinda y que los nativos beben con fruición. El lugar es apenas un mostrador de dos metros cuadrados donde la gente se apelotona para meterse su chupito. Está en una esquina de la plaza de Don Pedro IV y no tiene pérdida. Si se quiere engañar el hambre, muy cerca del lugar de la ginjinha, en la calle peatonal Largo de Sao Domingos que veréis apenas doblando la esquina por un callejón, en un bar cutre se esconde un pequeño secreto culinario lisboeta: los lominhos. Carne de cerdo guisada y servida en filetes dentro de pulgas de pan, con una salsa picante. Barato y riquísimo, con dos o tres de esos ya tienes fuerzas para seguir visitando la ciudad. No os paséis con el picante, porque pica a rabiar...

No hay que irse de Lisboa sin haber visitado su parte más moderno, esto es, la zona de la exposición universal de 1998. La zona está bastante apartada del centro y se llega sin problemas en metro, pero por su lejanía y dado que hay bastante que ver lo aconsejable es reservar una mañana para visitarlo.

Hacia el oeste
Pabellón multiusos, cuánta modernez.

Lo primero que llama la atención en la zona es el puente Vasco de Gama que con sus 17 kilómetros cruza todo el estuario del Tajo. Las vistas son espléndidas y la construcción es monumental.

Hacia el oeste
El Oceanario desde fuera.

En la zona está el Oceanario, el acuario más grande de Europa, y se trata de una visita que merece muchísimo la pena así que dedicadle tres e incluso cuatro horas para recorrerlo porque no os cansaréis de hacer fotos. El acuario central es hipnótico y uno no se cansa de mirarlo desde todos los puntos de observación que se reparten a lo largo de las dos plantas de altura. Tiburones, rayas, morenas, atunes, barracudas y todo tipo de vida acuática está ahí reunida.

Hacia el oeste
Escultura moderna hecha con latas oxidadas.

Hacia el oeste
Las nutrias marinas comen y duermen, los gatos del mar.

Hacia el oeste
Nuestro amiguito el tiburón tigre, el jefe del garito.

Hacia el oeste
Medusas fosforescentes.

Para comer por la zona hay un área comercial donde hay todo tipo de tiendas y restaurantes. La arquitectura del sitio es moderna y muy vistosa. Cerca está el pabellón multiusos con el estilo acorde a los edificios modernos de la zona. A quienes les apetezca existe la posibilidad de un paseo en telecabina con unas bonitas perspectivas aéreas del lugar.

En resumen, una ciudad preciosa, que desprende esplendor de antaño, y muy cómoda de visitar, Lisboa invita a volver varias veces por su cercanía. Yo todavía tengo pendientes unos cuantos pasteles de Belém así que me tocará sacrificarme.

martes, 10 de mayo de 2011

Italia de 0 a 3000

Venecia... ah la bella Venecia, con sus canales, sus góndolas, sus monumentos, y hasta donde alcanza la vista sus escenarios de película que te rodean. Lugares que evocan a libros de historia y novelas, las máscaras de carnaval, la plaza de San Marcos, el puente de los Suspiros, los palacios barrocos. Tutto è meraviglioso!

Italia de 0 a 3000

Italia de 0 a 3000
Una típica postal veneciana.

Italia de 0 a 3000
El Casino, donde James Bond bien podría estar jugando al Black Jack.

Perderse por las calles de una ciudad con tanta leyenda tiene algo de mágico. Recorrer sus canales es un pequeño sueño cumplido.

Italia de 0 a 3000
San Marcos, libre de inundaciones.

Italia de 0 a 3000
Realmente parece el escenario de una película.

Pero Italia, país de contrastes, no deja de sorprenderte con sus paisajes cambiantes. A poco más de 200 kilómetros de aquí uno se topa de repente con enormes formaciones montañosas que se levantan a más de 3000 metros sobre el nivel del mar. Efectivamente y tras un breve viaje uno está contemplando con todo su esplendor el Tirol del Sur, los Dolomitas.

Italia de 0 a 3000
Sobrevolar la región tirolesa corta la respiración.

Los Dolomitas constituyen la cadena montañosa del Tirol del Sur que forma parte de los Alpes, no muy lejos de la frontera con Austria (Innsbruck está a algo más de 100 kilómetros al norte) y agrupa las provincias de Trento, Belluno y Bolzano, formando parte de la cadena alpina a lo largo de los valles de Alta Pustería, Trentino-Alto Adigio y el Véneto, separados por sus terribles passos, algunos a más de 2200 metros sobre el nivel del mar.

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Un paisaje de Alta Badia.

El nombre tan peculiar, Dolomitas, viene de un tipo de roca caliza de origen marino llamada dolomía, en honor al geólogo Déodat Gratet de Dolomieu.

Dada la proximidad con Austria, se deja notar la influencia en sus gentes que se alejan del arquetipo de italiano moreno. Pieles claras, ojos azules casi blancos y cabellos rubios son lo habitual entre los habitantes de estos valles. La lengua también recibe su dosis de influencia, ya que el alemán se deja oír en sus tabernas, y la señalización a menudo combina italiano con alemán. Italiano, y a veces una variedad denominada italiano ladino.

Italia de 0 a 3000
Cortados, valles y bosques.

Datos científicos y geográficos al margen, lo que llama la atención de los Dolomitas son sus paisajes impresionantes. Majestuosos cortados de piedra sobresalen de entre densos bosques de coníferas. Ríos que abren surcos en los valles profundos donde durante los meses de invierno apenas alcanzan a recibir la luz directa del sol. Bosques y roca combinan un paisaje muy diferente de cualquier otra región alpina que podríamos encontrar en los países circundantes, los Dolomitas son desde luego un lugar privilegiado y espectacular que merece sin duda una visita (y dos, y tres...).

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Sinuosas colinas...

La región dolomítica no es precisamente pequeña ya que incluye tres provincias. No obstante, las zonas más conocidas se apiñan en torno a una enorme mole rocosa conocida como la Sella Ronda. Alrededor de una meseta de más de 3000 metros de alto y 50 kilómetros de perímetro tenemos pueblos bien conocidos como Selva di Val Gardena, Corvara in Badia, Marmolada, Val di Fassa... nombres algunos de ellos que tienen repercusión internacional entre aquellos que siguen la actualidad de los deportes de invierno o el ciclismo.

Italia de 0 a 3000
...y paredes verticales de piedra dolomítica.

Partiendo por el norte tenemos la zona de Alta Badia, que agrupa las poblaciones de Corvara, Colfosco, La Villa y San Cassiano entre otras, donde se puede encontrar la pista de competición de Copa del Mundo y que tiene el divertido nombre de La Gran Risa. Los paisajes aquí mezclan las paredes abruptas con sinuosas colinas y un perfil generalmente suave. Zona muy arbolada como la mayor parte de la región, en sus valles se puede disfrutar del sol mientras se toma una buena cerveza.

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Glaciar de La Marmolada, 3300 metros.

Rodeando la Sella Ronda y salvando el passo Campolongo hacia el este llegaremos al valle de Arabba, posiblemente el valle más frío por ser el más profundo y a la vez flanqueado por las cimas más altas. La Marmolada es una enorme mole de roca cubierta de un glaciar que le confiere el aspecto característico de una tarta de nata gigante.

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Bajando de Marmolada y passo Fedaia hacia el valle de Malga Ciapela.

En La Marmolada se encontraba la frontera que separaba Italia del Imperio Austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial. De hecho parte de los Dolomitas fue escenario de las dos guerras europeas y aún hoy se recuerda mediante un recorrido alpino llamado Giro della Grande Guerra.

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Teleférico de Marmolada.

Desde la cima de Marmolada se tiene un dominio completo de lo que son los Dolomitas y la zona de Sella Ronda. Los más de 3300 metros sobre los que cuelga la cima permiten dominar perfectamente las regiones cercanas y no tan cercanas. Desde ahí se tienen unas buenas vistas de Val di Fassa y Alta Badia. Y como no, la propia Sella Ronda, que se presenta como una gigante tarta circular elevada 3000 metros por encima de Venecia.

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La Sella Ronda en todo su esplendor.

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Porta Vescovo.

La vuelta desde la Marmolada hacia Arabba se hace a la umbría del Porta Vescovo, donde el atardecer se vuelve naranja sobre las paredes de dolomía indicándote que ya es hora de volver a casa y aún queda un largo camino de regreso.

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El macizo de Sella Ronda con vistas de Val Lasties.

Si continuáramos rodeando la Sella Ronda -omnipresente allá donde estés en el centro de los Dolomitas- cruzando el passo Pordoi entonces llegaremos a la zona de Val di Fassa, una de las áreas bajo la influencia de la Sella Ronda más disgregadas del dominio dolomítico.

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Col Rodella y Sassolungo desde Belvedere.

Si se llega desde las poblaciones de Campitello o Canazei -con sus edificios que parecen casitas de muñecas al más puro estilo tirolés- en el valle hasta Col Rodella, tendremos una vista inmejorable de la Sella, con esa brecha tan particular que la parte en dos, denominada Val Lasties. Más de un esquiador extremo ha perdido la vida en ese corte de piedra y hielo donde los errores se pagan caros.

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Atardecer en Belvedere.

Desde el lado opuesto, viniendo de Arabba se llega a Val di Fassa por Belvedere. De ahí nos encontramos de frente con el macizo de Sassolungo, por el cual más adelante se podrá pasar a Val Gardena. Sobre la modesta altura de Belvedere se tiene aún así un buen dominio de la zona.

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Los cortados de Sella Ronda bañados por el sol.

Val di Fassa es mucho más que todo esto. En Val di Fassa podemos ver zonas como Buffaure, tenemos las revueltas de los passos San Pellegrino y Costalunga, las montañas de Catinaccio... demasiadas cosas por abarcar y que habrá que posponer para una segunda visita o las que sean necesarias, porque los Dolomitas son literalmente inabarcables.

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La luz aquí es irrepetible.

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Últimos instantes del día en Val di Fassa.

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Vistas desde el bosque en el valle.

Los paisajes aquí abruman al viajero. Hay tanto que ver y -para el que guste de la fotografía- tantos momentos que capturar que más vale estar provisto de una buena cantidad de gigas para guardar tantas imágenes que traer de recuerdo de vuelta a casa.

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La Sella Ronda vista desde el pequeño pueblo de Campitello di Fassa.

Mención especial al Sasso Pordoi, cumbre al borde de la Sella Ronda y solamente accesible a través del teleférico que salva un desnivel casi de 1000 metros de una sola tirada.

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Teleférico de Sasso Pordoi.

Las vistas desde arriba le cortan a uno el aliento. ¿No nos cansaremos de ver paisajes a cada cual más increíbles que el anterior? De esto uno no se cansa jamás.

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El passo Pordoi, un lugar tranquilo bajo el sol pero terrible en la ventisca.

A más de 3000 metros podremos dominar el passo Pordoi, tan duro y sinuoso para hacer en coche pero domesticado desde esta altura. También podremos ver la meseta de la Sella Ronda, gigante bizcocho espolvoreado de azúcar glass, desde la cual se aprecian las entradas a sus cortes sur y norte, Val Lasties y Val Mezdi respectivamente. Itinerarios de cuidado que se desarrollan a lo largo de empinadas rampas heladas y salpicadas de rocas. No es un camino para novatos, desde luego.

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Val Lasties visto desde Sasso Pordoi.

Dejando atrás Val di Fassa hacia el oeste y cruzando el passo Sella llegamos entonces a la zona de Val Gardena.

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Los bosques de Val Gardena a la sombra del Sassolungo.

Val Gardena se compone principalmente de Selva di Val Gardena (Wolkenstein en su toponimia germana), Santa Cristina, y Ortisei (St Ulrich en alemán). Val Gardena, junto con Alta Badia, tiene la fama -merecida- de ser la zona más chic y pija de los Dolomitas. Efectivamente basta con echar un vistazo a sus poblaciones más representativas para darse cuenta de que estamos en un lugar con glamour de esos que atraen a famosillos y demás fauna. Grandes mansiones de arquitectura tirolesa, lujosos hoteles y restaurantes de postín conforman la idiosincrasia de este valle.

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Castillo del conde de Wolkenstein.

Más allá de los detalles superficiales, Val Gardena es posiblemente el valle más bonito y con más bosques de cuantos rodean la Sella Ronda. Y posiblemente también de los más fríos tras el valle de Arabba. En contraste con la soleada Alta Badia, Val Gardena se encuentra en un valle profundo y estrecho rodeado por la Sella, el monte Sassolungo -que da nombre a la pista de Copa del Mundo Saslong- y Seceda, elevados picos que mantienen grandes áreas de sombra a lo largo del día, umbría que se ve acrecentada pocas horas después de que el sol pasa del mediodía y empieza a ocultarse por el oeste.

Italia de 0 a 3000
Vistas del valle desde la zona de Seceda y Col Raiser.

Todo esto unido a un perfil más abrupto que la vecina Alta Badia conforma un aire más alpino, más tirolés a estas montañas, que tienen un sabor especial. Posiblemente los paisajes más llamativos se encuentren en este valle, donde los bosques a la sombra contrastan con la piedra y el sol como por ejemplo en la zona de Dantercepies. Detalles curiosos como encontrar el castillo del conde de Wolkenstein en plena montaña y al borde de la pista de competición Saslong hacen de Val Gardena un lugar muy especial para visitar.

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Sella Ronda percibida desde Plan de Gralba.

Es particularmente llamativo la cantidad de bosque que podemos encontrar aquí. Las zonas de Ciampinoi, Mont de Seura y Ortisei no dejan de abrigarte de la luz solar en todo momento. Y sobre todo la travesía en dirección a Alta Badia a través del área de Dantercepies y el passo Gardena merecen una mención aparte.

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Sassolungo visto desde Ciampinoi.

Si aún no se ha tenido suficiente rodeando la Sella Ronda a través de Alta Badia, Arabba, Val di Fassa y Val Gardena, los Dolomitas se reservan su pequeña joya de la corona un poco más lejos. Dos largas horas de coche y un par de puertos de montaña terribles -el passo Pordoi y el passo Falzarego mediante- son necesarios para alcanzar Cortina d'Ampezzo.

Italia de 0 a 3000
Cortina d'Ampezzo enclavada en el valle y rodeada de bosque.

Decir Cortina es decir glamour, actores de cine, Claudia Cardinale, exclusividad y lujo. Alejada del cogollo central que es la Sella Ronda, Cortina vive en un mundo aparte dentro de los Dolomitas. Lejana e inaccesible, es una pequeña sorpresa para el que se ha tomado el esfuerzo de llegar hasta allí.

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Un primer plano sobre Cortina.

Tras atravesar el passo Falzarego y la zona de Lagazuoi, lo primero que nos muestra Cortina es un pequeño capricho de la naturaleza llamado Cinque Torri. Curiosas formas de piedra como dedos que se estiran hacia el cielo, es el mejor recibimiento que se puede dar.

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Bajada desde Ra Valles al pie del monte Tofane.

Una vez en el lugar uno se da cuenta de que Cortina se encuentra en un valle entre la montaña de Tofane, Faloria y Cristallo. El abeto está presente por todas partes hasta donde alcanza la vista del viajero. Y los paisajes -no me cansaré de repetirlo- son increíbles.

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Pista olímpica de Cortina d'Ampezzo.

Uno se considera afortunado cuando puede ver todo el valle de Cortina cuando está a casi 3000 metros al pie de Tofane y puede capturar momentos así. Con una cámara de fotos y sobre todo con el recuerdo de haber estado allí.

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Cortina city.

Ir a los Dolomitas no es un viaje más. Es sólo el primero de otros muchos que se repetirán en el futuro. Porque el lugar es tan único e inabarcable que una vez no es suficiente. Hay que ir más veces para tener la oportunidad de vivir lugares que necesariamente se han quedado en el tintero. Plan de Corones, Alta Pustería, Civetta, Val di Fiemme y una infinidad de sitios merecen una visita en un futuro que espero y deseo no sea demasiado lejano. Los Dolomitas tienen muchos secretos que desvelar aún, y allí estaremos para buscarlos y encontrarlos.