En medio de este barullo de reuniones familiares, dulces y comilonas indecentes que se suceden una tras otra como si de horas extras de un gordo informático cabrón se tratasen, quedan las luces navideñas. Esas que son las primeras en instalarse en noviembre, y las últimas en retirarse en enero.
No sé si os habréis fijado, pero no hay nada que dé mayor sensación de vacío que el volver de las fiestas pasada la fecha de reyes, y ver como aún algunas luces navideñas se mantienen encendidas, ahora y siempre resistiendo al calendario que clama por su retirada.
Pero mientras duren, uno seguirá disfrutando en silencio como las hemorroides la paz y la quietud que da el andar por una calle, tarde por la noche y semivacía, adornada por abetos y campanas, estrellas y árboles, paz y amor a ritmo de 220 voltios.
Feliz Navidad y feliz Año Nuevo a todos los lectores. Y que el año que viene... ¡Que el año que viene se destruya el hemisferio norte! Ho! Ho! Ho!
3 comentarios:
Para no estropear el buenrollismo de tu post te desearé también Felices Fiestas.
pepinazos nucleares para todos :) un abrazo pedazo de puta!
No te olvides de las Jennys disfrazadas de Mama Noel HO-PIM-PAM.
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