Esta guerra de baja intensidad alrededor de la propiedad intelectual reproduce, en el siglo XXI, algo parecido a los que ya ocurrió en el siglo XIX: la batalla por quien controlaba los medios de producción entre patrón y el productor (que viene a ser el concepto base que diferencia el capitalismo del comunismo) se ve plasmada hoy en día en ver quién controla (ergo, quien modifica las leyes a su antojo, como ha ocurrido recientemente en España con la LPI con la connivencia de algunos partidos políticos para mantener contentos a sus amiguetes) para controlar la información (entendiendo el término ‘información’ en su sentido más amplio), que es el capital más valorado en este nuevo siglo, mientras que la gente pierde su tiempo en otros debates estúpidos y estériles.
En este contexto actual tan agresivo, y cuyo escaparate principal -aunque no el único- está en Internet, ha surgido un movimiento artístico –por llamarlo de alguna forma- que planta cara a la tendencia de emplear la patente, el copyright, o el registro de la propiedad intelectual como un mazo con el que acallar todas las voces discordantes. Se trata del movimiento del arte ilegal, o en inglés, 'Illegal Art'.
Desde Copyfight se da una buena descripción de lo que significa este movimiento. "Illegal-Art es una organización que se dedica a recoger ejemplos de obras de artes de todas las disciplinas que desafían las convenciones vigentes de las leyes de la propiedad intelectual, o que han sido objeto de procesos judiciales por vulnerar derechos de autor. Impulsada por la revista Stay Free!, una publicación que analiza críticamente la comercialización de la cultura de masas, hasta ahora han realizado diversas exposiciones y editado CDs y DVDs que recopilan obras musicales y audiovisuales. Su trabajo es una evidencia de que en la era del reciclaje y el 'corta y pega', el derecho a la crítica, la parodia y la libertad de expresión se reprime fácilmente por las exigencias de unas macrocorporaciones de la cultura que utilizan en su provecho el actual marco restrictivo."
A día de hoy este problema puede parecer sin importancia a la mayoría de la gente que tiene otras cosas en las que pensar. Pero cabe preguntarse en qué va a derivar todo este circo del uso abusivo de la propiedad intelectual, patentes y copyrights que al final se emplean para amordazar ideas, muy lejos de lo que fue su planteamiento inicial.
Al final, Forges en una viñeta de hace algunos años nos da una idea de cómo puede acabar todo esto.
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