jueves, 8 de febrero de 2007

Killy: una leyenda en un enclave mítico

Jean Claude Killy fue un esquiador francés que aunque nacido en pleno corazón de Francia, cerca de París, pasó su infancia en la Saboya, rodeado de impresionantes cumbres alpinas. Allí tuvo la oportunidad de encontrarse con el deporte local, el esquí naturalmente, el cual ya practicaba a la temprana edad de cinco años.

Jean Claude Killy

Poco tiempo más tarde, con 16 años ya formaba parte del equipo nacional de esquí alpino y se veía en él una figura destinada a alcanzar altos vuelos. Efectivamente, los pronósticos se fueron cumpliendo poco a poco. Líder del equipo con 21 años, empezó a cosechar sus primeros triunfos importantes como el campeonato del mundo de descenso en El Portillo, Chile, en el año 1966. En las dos temporadas siguientes ganó la copa del mundo de esquí alpino (1967 y 1968) y los campeonatos del mundo (1968), llevándose esos años el triunfo en la disciplina de descenso y eslalon (1967), y de gigante (1967 y 1968). Para culminar su carrera, en 1968 consiguió el hito por el cual es aún considerado uno de los mejores esquiadores alpinos de la historia, obteniendo un triplete en los Juegos Olímpicos de Invierno de Grenoble '68, donde se llevó el oro en descenso, eslalon y gigante, confirmando sus magníficas aptitudes en todas las disciplinas del esquí alpino, algo que está al alcance de muy pocos esquiadores a lo largo de la historia.

Espace Killy

Actualmente, además de ser una leyenda viva en sus ratos libres, es un hombre de negocios con bastante éxito, y lleva su nombre uno de los grandes -en toda la extensión de la palabra- y míticos dominios esquiables de toda Europa, el que une las estaciones de Tignes y Val d'Isère, el Espace Killy.

jueves, 1 de febrero de 2007

Apagón

Hoy ha habido un apagón organizado de cinco minutos para protestar por el tema del cambio climático y todo eso.

Yo, durante ese rato, tuve encendidas todas las luces de la casa, la calefacción de gas a tope y la eléctrica también, mientras tenía el lavaplatos funcionando, la tele encendida, y el ordenador enchufado bajando a todo trapo cositas de Internet.

Esa ha sido mi forma de protestar por tanta demagogia energética, y pedir que se dejen de sandeces de una vez, que quiten las centrales térmicas que funcionan a base de combustibles fósiles, y que instalen de una vez por todas unas cuantas centrales nucleares para abastecer al país, digan lo que digan los ecologistas de salón, de energía limpia y rentable, en lugar de estar subvencionando a fondo perdido cuatro paneles solares y un par de molinillos que no sirven para nada.