sábado, 29 de enero de 2005

Desenterrar muertos

Ayer se estrenó la nueva temporada de Caiga Quien Caiga, con Manel Fuentes al frente del nuevo equipo, compartiendo mesa con Arturo Valls (el único de la etapa anterior) y Eduardo Aldán. El Fuentes, fatal. En realidad está fatal todo el equipo, un constante quiero y no puedo, fatal los reporteros, a los que ahora vacilan en lugar de vacilar, fatal la producción, con un exceso de efectos FX graciosillos. ¿Dónde fue a parar esa picardía dicharachera y locuaz que le dio personalidad al programa en la anterior temporada? Si algo se puede aprender de este desaguisado es que no hay que desenterrar a los cadáveres. Huelen mal.

lunes, 24 de enero de 2005

Cabroncillos y Señores del Mal

Se podría pensar que los mayores malvados que haya conocido la humanidad sean tipos como Hitler, Stalin, y también por qué no, la bruja de Blancanieves, o el inquietante Darth Vader. Máximos exponentes del Mal, no dudan en putear el personal para convertirse en los amos de la galaxia o en joderle la vida a una pobre chica simplemente porque le da la gana, la muy bastarda. Son indeseables, son unos cabrones, son lo peor. ¿Lo peor? Error. Pues desde hace ya siglos, unos personajes siniestros se han instalado entre nosotros con un fin incierto, pero con una realidad palpable: son unos auténticos hijos de puta. Estamos hablando de los dentistas, claro.

Reconozcámoslo. Por muchos libros de historia que nos narren las atrocidades llevadas a cabo por unos energúmenos, o por muchas películas que nos podamos echar a la cara protagonizadas por bastardos de la peor calaña, no hay peor especie que los dentistas. No hay persona que sepa pulsar la tecla adecuada para hacer el Mal salvo un dentista. Con el añadido perverso de disfrutar de su trabajo como nadie. Los demás aspirantes a cabronazos no les llegan ni a la suela de los zapatos. Y si no, mirad a Darth Vader. Siempre con ese rictus rígido, sin una sonrisa maquiavélica que le delate, sin una mirada de "os voy a joder a todos, joder qué cabronazo que soy y cómo me gusta", claro que el casco tendrá algo que ver en esto pero seguro que debajo de ese armatoste siempre va con cara de palo. Además, está muy bien eso de fulminarse un planetilla con un fogonazo de la Estrella de la Muerte, pero eso no es suficiente. Las víctimas, en su tranquila y feliz ignorancia, no han sufrido. Mal, muy mal.



Mientras tanto, los dentistas, con esa cara de mosquita muerta, te joden a destajo, y sentado en el sillón de las torturas, ves la maldad cara a cara, ves brillar esos ojos perversos, ves cómo se le dilata la pupila... Te está machacando con precisión quirúrgica y a la vez está disfrutando. Pedazo de cabrón.

El máximo exponente de esta raza de desgraciados la tenemos en Steve Martin en La pequeña tienda de los horrores donde protagoniza el prototipo del perfecto bastardo cabrón. Un papel donde se quita la careta de "lo estoy haciendo por tu bien" para mostrar a cambio sus verdaderas intenciones: "prepárate porque vas a visitar el Infierno". Así, con su torno, pinzas, agujas y tenazas, va de sangría en sangría siempre con esa risa de loco maníaco que haría temblar al mismísimo Satán y sus malvados acólitos (Bush, Ariel Sharon y Lina Morgan).



Si aún pensáis que los dentistas no son los auténticos Señores del Mal paraos a pensar lo siguiente. ¿En qué otra profesión cobras un buen sueldo, con Seguridad Social y vacaciones, y además tienes el derecho -la obligación- de maltratar a tu cliente, que además está pagando por ello?

Por favor, abra la boca. Un poquito más. Aaaaaaasí, muy bien. Vamos allá...

sábado, 22 de enero de 2005

Preguntas sin respuesta



¿Por qué en las tiendas de ropa ponen techno, dance y bakalao a saco? Y puestos a elegir música electrónica, ¿por qué no ponen alguna de más calidad como Daft Punk, Moby, Chemical Brothers, Postal Service, Depeche Mode....? Ir a una tienda de estas es como ir a un bar de copas y que te pongan garrafón: al final sales sin un duro y te duele la cabeza.

miércoles, 19 de enero de 2005

Sin Audiencia

Existe un programa de radio en diferido por Internet dedicado a los frikis del cine. En realidad debería decir que está hecho por y para los cinéfilos más recalcitrantes. "Para", porque se tocan todos los temas, desde el más comercialote hasta el lado más extraño y oscuro del séptimo arte. "Por", porque los que lo hacen están muy metidos en el mundillo del cine. Tenemos a Nacho Fiol, del grupo Trauma, a veces acompañado en el programa por Chema Ponze, y los dos metidos en la realización de cortos como Fernando Project, Soulman, y El Justiciero. Que por cierto, a estos dos personajes ya se les pudo ver en la última edición del festival de Sitges. Los demás participantes del programa no sé si están metidos en estas historias de cortos, pero me consta que son una pandilla de frikis de los buenos.

En los casi 160 programas realizados os encontrareis de todo. Desde un especial de cine gore y de terror (especialidad marca de la casa) hasta un programa dedicado a la filmografía de John Carpenter, pasando por el espagueti western o el cine de catástrofes, por ejemplo. También hay noticias de actualidad, revisión de películas clásicas, crónicas de los festivales por donde va pasando esta gente, y en general, el programa va divagando de un tema a otro no se sabe muy bien cómo (por ejemplo en el ya mítico programa 31 donde se les fue la olla completamente), pero siempre de forma entretenida.

A toda esta pandilla la podéis encontrar en la página de Sin Audiencia, junto con todos los programas anteriores comprimidos en formato Real Media (aunque hay un truquito para localizar algunas versiones en MP3, e incluso algún que otro OGG últimamente...). Y para los que vivan en Barcelona, pueden sintonizarlos en el 91,4 de la FM en Radio Contrabanda, todos los miércoles a las 19h00.

Así que ya sabéis, a darle audiencia a los de Sin Audiencia (este post no podía acabar sin este chiste malo así que a joderse).

martes, 18 de enero de 2005

¿Qué es? ¿Qué es?

La ciudad de Halloween celebra su fiesta como cada año. Sus habitantes, hombres-lobo, brujas, payasos diabólicos, vampiros y el monstruo que acecha debajo de tu cama, ponen todo su empeño para que sea un éxito. Pero una vez acabada, Jack, el Rey de Halloween, descubre que hay algo extraño más allá del pueblo, algo que apenas alcanza a creer lo que ven las cuencas vacías de sus ojos. Un lugar donde caramelos y adornos cuelgan de los abetos nevados, donde los calcetines cuelgan de la repisa de la chimenea a la espera de que los llenen de regalos, y donde unas luces titilantes y las risas de los niños alegran los hogares. Jack comprende que le falta algo para ser feliz, que necesita comprender ese espíritu para dar sentido a su vida, que los demás tienen pero de lo cual él carece.





En un arrebato de entusiasmo trata de cambiarlo todo, trayendo a su ciudad de Halloween el espíritu de la Navidad. Pero no todo es tan fácil como se imaginaba Jack. En la faceta más timburtoniana del personaje se encuentra con que los demás no le comprenden, y sólo se encuentra con dificultades. El intento acaba siendo un fracaso, y acaba con Jack derribado, sujetado delicadamente por los brazos de un ángel en el cementerio.



Jack, sumido en una profunda tristeza, no ha conseguido comprender por qué en la ciudad de la Navidad todo el mundo está alegre, por qué todo es de colores, por qué la gente ríe. Este personaje de reminiscencias shakespirianas (sobre todo cuando habla con su calavera) termina tratando de aceptar su condición, de aceptarse a sí mismo y se da cuenta de, por ser quién es en realidad, se ha equivocado completamente.

Invadido por una tristeza intemporal, por el querer y no poder, entona un triste lamento.

What have I done?
What have I done?
How could I be so blind?
All is lost, where was I?
Spoiled all, spoiled all
Everything's gone all wrong

What have I done?
What have I done?
Find a deep cave to hide in
In a million years they'll find me
Only dust and a plaque
That reads, 'Here Lies Poor Old Jack"

But I never intended all this madness, never
And nobody really understood, well how could they?
That all I ever wanted was to bring them something great
Why does nothing ever turn out like it should?


Jack está solo. ¿Quién se apiadará del pobre Jack?


lunes, 17 de enero de 2005

Amargura propia y decepción ajena

Qué frustrante es ver algo que está mal, que no debería ser así, que además no lo merecías, que se la suda a casi todo el mundo, y comprobar que los demás están felices y contentos y además se felicitan por ello, que a nadie se le ha encendido una lucecita roja advirtiéndole "¡Hey! ¿No crees que algo chirría en todo esto?", que nadie se ha parado a pensar que todo es absurdo, que nadie ha sumado 1 + 1, que muy muy poca gente (se puede contar con los dedos de una mano) te pregunta qué opinas de todo esto.

Pero como dice Ygren, nadie espera a la Inquisición española. Espero que tengas razón y que esto signifique algo, porque yo aún no lo sé.

miércoles, 12 de enero de 2005

Psicología Inversa

Si queréis dormir, comer, salir a la calle, trabajar, ver la televisión, leer, escuchar música, hablar con vuestros amigos, ir al gimnasio, tomar unas cañas... entonces NO miréis esta página.

martes, 11 de enero de 2005

Minicines

Dos películas para ver:

Contra la pared.
Obsesión.

Y sus respectivas bandas sonoras para escuchar.

jueves, 6 de enero de 2005

Visto un Stradivarius, vistos todos

- Diga, señor.
- ¿Tiene usted un habitáculo?
- ¿Un habitáculo?
- ¿Qué?
- Usted dijo "¿Tiene un habitáculo?"
- Sé perfectamente lo que dije. He dicho "¿Tiene usted un habitáculo?"
- Quiere decir si tengo habitación......
- Eso es lo que he dicho, estúpido.


Este diálogo de besugos sólo nos lo podríamos encontrar en la boca del inspector Clouseau, personaje encarnado por Peter Sellers, inefable protagonista de la saga de películas de la Pantera Rosa dirigida por Blake Edwards, películas que se merecen un lugar destacado en la historia de la comedia. Estas pelis son obligatorias para cualquiera que disfrute con Peter Sellers (por cierto, su verdadero nombre era Richard Henry Sellers) en su mejor faceta como actor cómico. Gags, equívocos, torpezas, ridículos, golpes y porrazos caracterizan entre otras cosas a esta inigualable saga. Vamos allá.

La primera película de la saga es La Pantera Rosa (1963) y es la que tiene más glamour y menos comedia de todas, y aún así ha marcado todo un hito. La historia de una fabulosa joya llamada la Pantera Rosa, el brillante más grande y codiciado del mundo, da lugar a un inicio de los que no se olvidan en el cine.



Al son de la sensual música compuesta por Henry Mancini discurren unos títulos de crédito jamás vistos por aquella época, donde un rosáceo y cachondón felino se dedica a perpetrar sus particulares travesuras sobre el infeliz inspector Clouseau. Estos títulos iniciales creados por Friz Freleng y David H. DePatie, dos animadores clásicos de la Warner Brothers, dieron lugar a una serie de dibujos animados que empezaron al final de la década de los 60 y se prolongarían hasta bien entrados los 80, como por ejemplo The Pink Panther Show (1969), The Pink Panther and Sons (1984) y The Pink Panther and Friends (1989).




Glamour sesentero para las bellezas de la época.

La historia se desarrolla en torno al posible robo del pedrusco por el Fantasma, famoso ladrón que ha sido capaz de esquivar todos los intentos de la policía por detenerle, y que tiene la particularidad de dejar su firma tras los robos que va cometiendo con un guante donde se puede leer una 'P' bordada con hilo dorado.



Si bien Peter Sellers es el centro de atención en todas estas películas, se ve obligado a compartir su protagonismo en este caso. El actor que encarna al sufrido inspector de policía aparece aquí acompañado de otras estrellas de la época, como David Niven que encarna a Sir Charles Lytton (el Fantasma), Capucine en el papel de Simone, mujer del inspector, o Claudia Cardinale como la princesa Dala, sexy propietaria de la joya. De hecho, Peter Sellers es en gran parte de la película un personaje casi secundario, y la historia se desarrolla entre robos, celos y amores en una trama donde se entremezclan Sir Lytton y Simone, cómplice y adúltera, Georges, sobrino y aprendiz de su tío Charles, y la princesa Dala, que se apunta a un bombardeo.


David Niven metiéndole fichas a la Cardinale en Cortina D'Ampezzo.

Mientras tanto, el inspector de la sureté no sabe ni por dónde sopla el viento, va dando palos de ciego intentando atrapar al ladrón, sin éxito claro está, y lo que es peor, sin sospechar que su mujer es la amante y principal cómplice de aquél al que lleva persiguiendo tantos años.


Visto un Stradivarius, vistos todos.

Claro que Sir Lytton no le hace ascos a nada, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, intenta ligarse a una caprichosa princesita de un lejano reino oriental, con la excusa eso sí, de querer robarle la Pantera Rosa.


Lujo, Champagne, y Claudia Cardinale. Quien fuera tigre...


¡Una vedette borracha y fumando! Intolerable, esto no pasaría en el Hollywood de hoy en día.

La película es toda una colección de detalles retro y casposillos a la vez, estética sesentera a tope, actores que no necesitan tener 100 centímetros de bíceps para triunfar en pantalla, lucimiento de las super stars, todo eso que tenían las películas en Technicolor de no hace tanto (¿o sí hace tanto?).


La Claudia se luce y Peter se resigna. Ojo a los tipos del fondo. Impagable.

No quiero repetirme, pero es que hay cosas TAN naïves en estas películas, como por ejemplo lo de taparse la nariz para que no te reconozcan la voz por teléfono. ¿No es encantador saber que alguna vez el ser humano fue tan ingenuo?


¿Codificación digital de la voz? ¿Para qué?

También se pueden ver cosas como la primera aparición (y única en esta película) de la famosa gabardina y el sombrero del inspector Clouseau que acabaría marcando una época como un icono del policía torpe (y si no, vean al inspector Gadget). En las siguientes películas Clouseau aparecerá siempre con su inconfundible gabardina estilo mackintosh.



Sólo al final de la película empiezan a darle algo más de bola a Peter Sellers y sus capacidades para la comedia.


Esa mano no, inspector.

Y la película acaba con una escena que es la quintaesencia de lo absurdo (no olvidemos que estamos en 1963); la fiesta de disfraces, con personajes a cuál más grotesco: gorilas, cebras, arlequines, y claro está, el más grotesco de todos ellos es el propio inspector.





La fiesta da lugar a una clásica comedia de situación que acaba con un robo fallido y la catastrófica escena final en la plaza del pueblo, ante la mirada atónita y a la vez imperturbable de un buen hombre que asiste asombrado a este desfile de personajes inauditos.






Me estáis estresando.

La segunda película fue El nuevo caso del inspector Clouseau (1964). En ésta se olvidan del ansiado brillante y la acción se centra en una serie de asesinatos y su posterior desenlace típico del estilo "¿Quién es el misterioso asesino? ¿Habrá sido el mayordomo?". Sin embargo lo que sí que permanece son los títulos de crédito animados que ya son marca de la casa, al compás de la melodía de Mancini, que también se ha convertido en un clásico del cine. A destacar también el plano secuencia junto con la música original "Shadows of Paris" (otra vez Mancini) de la primera escena de la película.


El oficio de traductor: fácil y bien pagado.

En esta película, Blake Edwards pasa de estrellas y de glamour para centrarse en las dotes interpretativas de Peter Sellers. Ya no hay David Niven, ni Claudia Cardinale, ni Capucine. Este es un producto hecho a medida de Sellers, y el resultado acaba siendo una de las mejores comedias de toda la colección felina.


Cuidado malhechores. El inspector Clouseau ha vuelto. Esta vez viene solo, y está cabreado.

Como acompañamiento, en esta ocasión aparecen unos personajes que ya no abandonarán la saga en ningún momento. Es el caso del enajenado inspector jefe de la sureté Charles Dreyfus encarnado por Herbert Lom, o el mayordomo Cato (Burt Kwouk). Otros personajes volverán a aparecer más adelante, pero no adelantemos acontecimientos.


¡Quiero matar a Clouseau!

El inspector jefe Dreyfus es el pobre hombre que tiene que sufrir con el inepto Clouseau a su cargo, y pese a saber de su incompetencia, nunca puede deshacerse de él, ni por las buenas ni por las malas. Por otra parte, el mayordomo Cato es un chino ("mi amigo de piel amarilla" como le llama Clouseau) al servicio del inspector, y aparte de las tareas domésticas habituales, tiene encomendada la misión de atacar a Clouseau en cualquier momento y en cualquier lugar a modo de entrenamiento para estar siempre alerta, como todo buen policía.


¿Allo? Domicilio del inspector Clouseau.

Pero lejos de estar alerta, nuestro inspector de policía se come todos los marrones aunque eso sí, se libra siempre de todos los atentados a los que le someten, gracias a una increíble combinación de suerte, torpeza e incompetencia.


Para torpeza, la de Clouseau haciéndole un siete a la mesa de billar.


Los coches, otro detalle sesentero para disfrutar.


Clouseau, investigando hasta el fondo del asunto en un club nudista.

La peli transcurre entre bombas, tiroteos, asesinatos, misterios, y Peter Sellers en su planeta, feliz e ignorante de todo lo que le intentan hacer. Él sigue a lo suyo, con su investigación, intentando arrojar algo de luz sobre el caso que tiene entre manos. Y mientras tanto, carcajada tras carcajada en la que es una de las mejores comedias de la Pantera Rosa.


¿Jugamos una partidita al Cluedo?

Todo acaba con un final tan insospechado como genial, que parodia esas novelas detectivescas de Agatha Christie o esos telefilmes de Se ha escrito un crimen, donde el intrépido policía señala del dedo al culpable, que se desmorona y acaba confesándolo todo. Pues no, con el inspector Clouseau nada ocurre como se esperaba. Pero para saber cómo acaba habrá que ver la película.


Esto es una jaula de grillos. ¡Que me traigan al guionista!

La tercera película de la saga es El regreso de la Pantera Rosa (1975). Más de diez años pasaron hasta que se pusieron de acuerdo para firmar otro proyecto con, cómo no, Peter Sellers de protagonista. Para esta ocasión la trama vuelve a los derroteros iniciales con el robo de la Pantera Rosa a cargo del Fantasma, Sir Charles Lytton, que esta vez es interpretado por un tal Christopher Plummer. Todo lo demás sigue estando allí: títulos de crédito iniciales con la Pantera Rosa, música de Henry Mancini, y la película girando cada vez más en torno al inspector Clouseau y su desesperado superior Dreyfus.


La Pantera Rosa y el lujo van unidos de la mano.

En esta película se sigue insistiendo en el lado cómico del personaje de Clouseau. El defensor de la loi sigue tan torpe como siempre. Con su característica gabardina y sus disfraces va sobreviviendo de milagro a diversos atentados, zurrándose con su abnegado mayordomo Cato, y mil torpezas más que ponen a prueba la delicada salud de su pobre jefe Dreyfus.


Mi instinto me dice que esto es una bomba.

A destacar el diálogo que abre este mismo post, que podría resumir de un plumazo la idiosincrasia del personaje. Genial.


¿Tiene usted un habitáculo?

La película sigue manteniendo el nivel tan alto que marca la saga en su conjunto, y sería difícil decir cuál de todas ellas es la mejor.

La cuarta película de la saga es La Pantera Rosa ataca de nuevo (1976). Los habituales créditos iniciales no dejan de sorprender, siendo esta vez un completo repaso de guiños y homenajes a grandes clásicos del cine como Hitchcock, King Kong, Drácula, Cantando bajo la lluvia, etc.



Este capítulo retoma la historia donde la dejó El regreso de la Pantera Rosa: con el inspector jefe Dreyfus internado en un hospital psiquiátrico con los nervios destrozados por culpa de Clouseau. Ahora el propio Clouseau ha sido ascendido al cargo de inspector jefe de policía en detrimento de Dreyfus. El ex jefe, atormentado por tres años de reclusión y por el ascenso del que era su antiguo subordinado, escapa de su internado e intenta asesinarle por todos los medios a su alcance. Incluso llega a secuestrar a un científico para construir una máquina con la que destruir el mundo si los gobiernos de todo el mundo no ponen a su servicio a los mejores asesinos y acabar con Clouseau. Con este delirante argumento se presenta a Clouseau evitando todos los intentos de acabar con su vida, por supuesto ignorando siempre lo que ocurre a su alrededor: navajeros, bombas, tiroteos, todo eso no existe para él. Incluso los propios asesinos se van aniquilando entre ellos gracias a la proverbial torpeza (o estupidez) de Clouseau.


Un maletín puede salvar vidas.

En resumen, una película completamente absurda que sólo conserva el interés de ver a Peter Sellers en situaciones cómicas. Porque a pesar de todo, la película sigue estando a un gran nivel. Pese a todo, a Blake Edwards y su guionista se les fue un poco la olla.

La quinta película es La venganza de la Pantera Rosa (1978).



Después de los delirios de la anterior entrega, el río vuelve a su cauce y nos presenta una trama más policial-detectivesca y acorde con el resto de las películas de la saga. Un clan de la mafia quiere demostrar que aún tiene poder, y para ello decide matar a alguien relevante. El elegido para tal fin es Clouseau. Craso error: les costará sangre, sudor y lágrimas. Tras varios intentos fallidos, acaban consiguiendo su objetivo, o eso creen, ya que el indestructible inspector sigue vivo, y aprovecha el incógnito que le brinda su aparente muerte para investigar el caso.


No hay quien acabe con el chef de la sureté.


Nadie acaba con él, ni siquiera Tania la Comedora de Lotos.

El inspector Dreyfus vuelve a su cargo de inspector jefe (todo un ejercicio de incoherencia tras ver el final de la película anterior), feliz de la vida tras conocer la noticia de la desaparición de Clouseau. Pero su trauma no mejora tras ver accidentalmente al fantasma de Clouseau.


Dreyfus leyendo el pésame en el funeral de Clouseau. Sacad vuestras propias conclusiones.

Esta película entretiene bastante y mantiene un buen nivel, y aunque no es de las mejores, tiene unas cuantas escenas que merecen la pena. Además siempre es un placer ver a Sellers en papeles de corte cómico.

La última película de la saga es Tras la pista de la Pantera Rosa (1982).



Esta es una película muy especial. Incluso se podría decir que no es una película, sino un largometraje que rinde tributo póstumo a Peter Sellers. La película se rodó en 1982 y Peter Sellers murió en 1980, entonces ¿cómo es eso posible? Pues a base de rescatar tomas descartadas de otras películas. Así, vemos reaparecer actores que quedaron atrás, como David Niven, Claudia Cardinale, y por supuesto todos los personajes que han aparecido a lo largo de las cinco películas, como Cato o Dreyfus. Una película sólo para fans y que sólo aporta la curiosidad de ver cómo un homenaje a un actor puede llegar a estrenarse en el circuito comercial (¿cuántos actores pueden presumir de algo así?).

Aunque se han seguido haciendo más películas de la Pantera Rosa, como La maldición de la Pantera Rosa (con Roger Moore en su eterno papel de actor suplente), El hijo de la Pantera Rosa, y La Pantera Rosa del 2005 (todavía sin estrenar a día de hoy), todas ellas son auténtica basura. Como bien dicen en los créditos de Tras la pista de la Pantera Rosa:



Recordad, delincuentes y gente de los bajos fondos. Allá donde vayáis, siempre estará el inspector Clouseau para haceros sentir el peso del largo brazo de la ley. Y ese día os tendrá reservado un habitáculo. En la cárcel.

miércoles, 5 de enero de 2005

Feliz... navidad

Aunque la felicitación llega con bastante retraso, está curiosa:



(Pulsar sobre la imagen para verla en grande)