El álbum "Give Up" de los "The Postal Service" fue un auténtico descubrimiento (gracias Radio 3, 25 años y que sean muchos más) de pop electrónico, un género que conozco poco o nada. Un disco con unas letras muy muy buenas unidas a una música relajante, clicks y pops, melodías preciosas, arreglos vocales que rozan la perfección, y una influencia notable de los sintetizadores ochenteros. Una vez leí una frase en un artículo (que robo sin pudor para este blog) que describía el álbum como la nostalgia y melancolía del atardecer de un verano que se acaba. He escuchado el disco mil y una veces y no puedo estar más de acuerdo con esa definición. El resultado: un disco muy bueno, diferente y que engancha desde la primera escucha, lo cual es mucho decir vistos los tiempos que corren. Lo mejor del 2003.
¿Y por qué "Postal Service"? Pues porque sus autores Jimmy Tamborello y Benjamin Gibbard vivían en Seattle y Los Angeles, y se dedicaron a componer la música y las letras intercambiando ideas a través del servicio postal. Qué cosas.
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