viernes, 1 de octubre de 2004

Palabras que han perdido su significado

Palabras que a fuerza de repetirlas sin ton ni son, fuera de contexto, o de forma frívola, han acabado perdiendo su significado para acabar convirtiéndose en meras muletillas y topicazos a los que recurren quienes no tienen nada (interesante) que aportar salvo hacer ruido.

1) Fascista: gente que habitualmente desenvaina esta palabra a la primera oportunidad que se les presenta, con el agravante de que es gente que presume de ser de izquierdas (o algo parecido) pero en realidad son personajes que no saben ni lo que son ni lo que quieren. Que dices algo que no les gusta: eres un fascista. Que piensas de forma diferente: eres un fascista. Planteas una idea que rompe con sus mentes buen rolleras: eres un fascista. Emplean esta palabra como arma arrojadiza a discreción dando por hecho que su uso les da automáticamente la razón; y me pregunto si saben lo que es realmente el fascismo. Conozco algunos ejemplos que seguro que no.

2) Cultura y arte: estas dos van en el mismo saco. Se ha bajado tanto el listón (o debería que se ha subido tanto que todo pasa... por debajo) que cualquier cosa es digna de respeto y admiración cuando en realidad tipos con talento se cuentan con los dedos de una mano y aún sobran dedos. Desde el pringao que hace graffittis en las papeleras ("kultura kallejera") hasta el que nos martiriza en las radio-fórmulas, todos se han visto catapultados a la categoría de artistas. Y encima hay que tragar, no vaya a ser que aparezcan malas vibraciones en el buen rollo.

3) Diálogo: dialogar es bueno, dialogar es guay. Hay que dialogar hasta con los que matan. Si no dialogas, eres un fascista (ver punto 1).

4) Libertad: a los que no se les cae esta palabra de la boca les pagaba un viaje (sólo ida) a cualquier país de oriente medio, China, Corea del norte, Cuba, EEUU, o algún que otro país africano. Se iban a enterar pero que bien. Es bueno reclamar la libertad, pero cuando no se tiene; de otra forma a eso se le llama paja mental. A pesar de todo esto, admito que los últimos movimientos en materia de leyes en torno a la privacidad de las personas no auguran nada bueno.

5) Tolerancia: ¿a cuánta gente conozco que se las da de tolerante pero que son los primeros en torcer el morro cuando se encuentran con una idea que no les gusta? Por supuesto son los primeros en darte en la cabeza con la palabreja de marras, que en sus bocas se vuelve tan sucia como un insulto.

6) Pluralidad: "hay que ser tolerantes y plurales". Desgraciadamente el único plural que les preocupa a los que pronuncian muletillas como ésta es el "yo, yo, yo y yo". Comprobado. Hay que reconocerles el mérito de haber inventado el plural singular.

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