lunes, 24 de enero de 2005

Cabroncillos y Señores del Mal

Se podría pensar que los mayores malvados que haya conocido la humanidad sean tipos como Hitler, Stalin, y también por qué no, la bruja de Blancanieves, o el inquietante Darth Vader. Máximos exponentes del Mal, no dudan en putear el personal para convertirse en los amos de la galaxia o en joderle la vida a una pobre chica simplemente porque le da la gana, la muy bastarda. Son indeseables, son unos cabrones, son lo peor. ¿Lo peor? Error. Pues desde hace ya siglos, unos personajes siniestros se han instalado entre nosotros con un fin incierto, pero con una realidad palpable: son unos auténticos hijos de puta. Estamos hablando de los dentistas, claro.

Reconozcámoslo. Por muchos libros de historia que nos narren las atrocidades llevadas a cabo por unos energúmenos, o por muchas películas que nos podamos echar a la cara protagonizadas por bastardos de la peor calaña, no hay peor especie que los dentistas. No hay persona que sepa pulsar la tecla adecuada para hacer el Mal salvo un dentista. Con el añadido perverso de disfrutar de su trabajo como nadie. Los demás aspirantes a cabronazos no les llegan ni a la suela de los zapatos. Y si no, mirad a Darth Vader. Siempre con ese rictus rígido, sin una sonrisa maquiavélica que le delate, sin una mirada de "os voy a joder a todos, joder qué cabronazo que soy y cómo me gusta", claro que el casco tendrá algo que ver en esto pero seguro que debajo de ese armatoste siempre va con cara de palo. Además, está muy bien eso de fulminarse un planetilla con un fogonazo de la Estrella de la Muerte, pero eso no es suficiente. Las víctimas, en su tranquila y feliz ignorancia, no han sufrido. Mal, muy mal.



Mientras tanto, los dentistas, con esa cara de mosquita muerta, te joden a destajo, y sentado en el sillón de las torturas, ves la maldad cara a cara, ves brillar esos ojos perversos, ves cómo se le dilata la pupila... Te está machacando con precisión quirúrgica y a la vez está disfrutando. Pedazo de cabrón.

El máximo exponente de esta raza de desgraciados la tenemos en Steve Martin en La pequeña tienda de los horrores donde protagoniza el prototipo del perfecto bastardo cabrón. Un papel donde se quita la careta de "lo estoy haciendo por tu bien" para mostrar a cambio sus verdaderas intenciones: "prepárate porque vas a visitar el Infierno". Así, con su torno, pinzas, agujas y tenazas, va de sangría en sangría siempre con esa risa de loco maníaco que haría temblar al mismísimo Satán y sus malvados acólitos (Bush, Ariel Sharon y Lina Morgan).



Si aún pensáis que los dentistas no son los auténticos Señores del Mal paraos a pensar lo siguiente. ¿En qué otra profesión cobras un buen sueldo, con Seguridad Social y vacaciones, y además tienes el derecho -la obligación- de maltratar a tu cliente, que además está pagando por ello?

Por favor, abra la boca. Un poquito más. Aaaaaaasí, muy bien. Vamos allá...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Darth Vader si que sonríe!, no veas las carcajadas en Sitges cobrando 30 euros por autógrafo en poster. -Doctor Orloff-

Naif dijo...

Eso hace llorar a Boba Fett.