Entre los que llevan la tira de años dándole a la tecla hay una palabra que es recurrente en sus conversaciones:
Spectrum. Un
ordenador que empezó en los tempranos años 80 de la mano de
Clive Sinclair basado en el microprocesador
Z80 de
Zilog (que aún siguen dando guerra en el campo de las
microcontroladoras y electrónica en general, por cierto).
Los de aquella época se acordarán de grandes nombres en el campo del software nacional, como
Topo Soft,
Dinamic Multimedia (¿a alguien le suena eso de
PC Fútbol?), o
Erbe Software.
Ésta última publicó un recopilatorio que marcó una época entre los jugones, por aquél entonces chavales de primaria sin un duro en el bolsillo, que por aproximadamente 3000 pesetillas de entonces (todo un fortunón para un chavalín, pero tampoco tanto) uno podía hacerse con diez juegos de los más chulos de la época. Estamos hablando de
El Lingote.
Los juegos para Spectrum (el mismo pack existía para
Amstrad y para
MSX aunque variaba su contenido, además, los que tenían un Amstrad eran unos fracasados, ¡juaz!) eran de lo mejorcito de la época:
The Great Escape: la
gran evasión llevada a los
8 bits, uno debía guiar a los prisioneros hasta la libertad de un campo nazi. Nunca conseguí ir muy lejos, esos putos guardias nazis eran unos paranoicos de la vigilancia. Tuvo una
secuela en el año 2003 que pasó muy desapercibida.
Infiltrator: el ancestro del Flight Simulator para 8 bits. Cuan frustrante era intentar arrancar ese helicóptero y estrellarse una y otra vez. Será por eso que desde entonces le tengo tiña a los simuladores...
Xevious: un
clásico de los mata-mata de la factoría
Namco, para llegar lejos en este juego era necesaria una combinación de concentración, habilidad y rapidez de reflejos más allá de lo humano. Estuve a punto de pasármelo, pero la nave alien del final era demasiado. Tan sólo añadir que este juego sigue publicando nuevas versiones hoy en día.
Winter Games: los juegos deportivos siempre triunfaron en el Spectrum, y éste en particular era bastante divertido, como
siempre ocurría con los juegos de
U.S. Gold. La mayoría de las pruebas eran accesibles (después de jugar bastante, todo sea dicho) aunque algunas como el salto de esquí y el patinaje eran un poco infernales.
Short Circuit: el videojuego que llevaba a los hogares las aventuras de la
gran pantalla (qué gran año aquél 1986), con Número 5 avanzando de pantalla en pantalla con el clásico
scroll de izquierda a derecha. No era nada del otro mundo.
Donkey Kong: el clásico de las Nintendo Handheld en el Spectrum, con rey Kong dando por saco al abnegado
Mario que no paraba de esquivar barriles. Eran muy buenos tiempos.
Arkanoid: atención, estamos hablando del segundo juego más adictivo de la historia (el
primero es el
Tetris cortesía del señor
Alexey, pero eso no hacía falta puntualizarlo, ¿verdad?). Pues eso, que había que derrotar una vez más al malvado
Doh, pero en 8 bits.
Breakthru: un juego más de El Lingote y reconozco avergonzado que no tengo absolutamente ningún recuerdo sobre él. Al parecer algunos se acuerdan de él, porque en Internet se puede encontrar alguna información en
Mobygames y
NESHQ. Decididamente lo de la Wikipedia es increíble.
Batman: sin duda el mejor juego del recopilatorio, sin discusión posible, y si alguien lo discute se le corta la cabeza. Esta pequeña joya de
Jon Ritman (como
todos sus juegos) publicado bajo el sello de
Ocean hizo las delicias de millones de jugones con su complejidad, jugabilidad y diversión. Un juego absolutamente 10 y la
gente aún no lo ha olvidado.
Gauntlet: el
clásico por excelencia de las recreativas de los bares. Mientras nuestros padres se tomaban el aperitivo, los chavales nos dedicábamos a dejarnos monedas y monedas de cinco duros en esta máquina que era virtualmente inacabable. Visión cenital para un juego de bárbaros, guerreras, magos y enanos que luchaban contra fantasmas, hechiceros, trolls y demás personajes del género fantástico.
Los nostálgicos podrán encontrar réplicas de muchos de estos juegos en el
M.A.M.E. (
Multi Arcade Machine Emulator) con sus ROMS originales. Que los disfruten.
Por último,
buscando por ahí para escribir este post me he encontrado con esto:
Da mucho que pensar, cuando hoy en día nos están comiendo continuamente la oreja sobre la piratería y sobre el precio de los discos. Hace veinte años ya nos contaban las mismas mentiras que hoy. Las cosas no han cambiado mucho. Recomiendo la
lectura del artículo.