Dicho y hecho. Sakuishi parió el manga, que tuvo éxito y por lo tanto derivó en la TV nipona de la mano de Osamu Kobayashi (que no sé quien es pero le agradezco infinitamente que haya llevado la serie a la pequeña pantalla) y producida por el estudio Madhouse.
El guión es el plato fuerte de la serie, fluido, muy consistente ya que enlaza muy bien unas historias con otras dentro de la línea argumental general, y desmarcándose de muchos tópicos del anime al uso. La historia narra las desventuras de unos chavales de instituto de entre 14 y 16 años apasionados de la música que intentan formar su grupo de música con la aspiración de llegar a hacer algo importante algún día. La historia de sus protagonistas, especialmente Koyuki, Ryusuke, Chiba, Saku y Taira entre otros, conjuga dramatismo, acción, diversión, suspense y muchos momentos muy emotivos. Tantas virtudes tiene la serie que personalmente la considero entre el top 3 de series anime que he visto en los últimos tres o cuatro años.
Junto con el excelente guión, otro plato fuerte de la serie está en la banda sonora, omnipresente a lo largo de sus 26 capítulos con sonidos potentes donde predominan la guitarra eléctrica y la percusión. Puede que a alguien le parezca algo exótico eso del rock japonés, pero los autores de la serie no podrían haber elegido mejores temazos para ambientarla y darle ritmo. Especialmente a destacar los temas de "Brainstorm" y el "Spice of Life" interpretadas por los grupos nipones Typhoon24 y Tropical Gorilla, respectivamente, una mezcla de rock con toques funks que se escucha muy pero que muy bien.
La serie está repleta de referencias musicales como Jimi Hendrix, Kurt Cobain o Freddie Mercury. La música de los grupos que ponen la banda sonora tiene influencia de varios grupos occidentales -los Rage Against the Machine y los Red Hot Chili Peppers, por ejemplo- pero con un sonido muy propio, muy japonés, que le da ese toque diferente que tanto se agradece escuchar.
En el apartado artístico, la serie también se diferencia del anime habitual. La animación en muchos momentos parece dibujo sobre foto real -desconozco el nombre técnico de esto- y los colores no son tan vivos como suelen serlo en el anime, contribuyendo a hacerlo más real. Todo en Beck hace que se diferencie de las producciones habituales que se dan en Japón. El guión, la animación, la música, todo ello suma para hacer algo especial y que no defrauda al espectador.
La serie va de menos a más, y hay que ver los tres o cuatro primeros episodios para ir metiéndose en la piel de los protagonistas. La historia es muy agradecida y deja muy buen sabor de boca. Si os gusta el anime y/o la música, la cosa está clara: tenéis una cita con los Beck.
2 comentarios:
concuerdo contigo, es genial tanto la musica como el anime, pero me gusto mas el manga XD
hola me ha encantado tu comentario,se que ya hace que lo escribiste pero lo eh encontrado ahora casi por casualidad,teu queria hacer una pregunta si me dejarias linkearlo o copiarlo a mi blog,por supuesto poniendo las fuentes (osea tu XD)
bueno yo opino lo mismo que tu es genial,espero que a alguien se le encienda una bombilla y lo traigan
un saludo
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