Es un hecho contrastado que los que nos dedicamos al negocio de la tecla y la pantalla somos unos perdedores, la escoria de esta sociedad. Sí lector, tú también, si llevas el pan a casa a costa de picar
líneas de código, arreglar ordenadores, solucionar configuraciones imposibles,
bregar contra clientes estúpidos que se creen Bill Gates (cuando en realidad lo que
se merecen es un buen puño por el culo), y arreglarle la vida a personas normales que por una inexplicable razón necesitan de un ordenador, resulta que eres un
loser, un fracasado, un perdedor del siglo XXI, un
pringao, un
geek. Asúmelo, cuanto antes lo hagas, antes podrás superarlo: eres un despojo social que no sirve para nada. Al fin y al cabo, que la gente te trate como un bicho raro y que te escupa a la cara no es tan malo. ¿Quién necesita al usuario final? ¡Que le den! No necesitamos al resto del mundo porque mientras siga existiendo el
IRC, la
wikipedia, el
porno,
yonkis y
youtube para ver
frikadas, todo irá bien. El hemisferio norte ya se podrá estar destruyendo que nos la sudará un rato.
Cayendo al pozo sin fondo
Ese optimista estado de ánimo es el caldo de cultivo en el que se desarrolla la última serie televisiva que nos han servido en bandeja para que los
technofreaks nos abalancemos sobre ella y la disfrutemos sin que nuestro orgullo se resienta ni lo más mínimo -no más de lo habitual, al menos- mientras nos sacuden un puyazo tras otro a lo largo de los seis capítulos de
The IT Crowd.
¡Esto tiene que estar listo para ayer, y si no, probarás mi látigo!
La serie, de
producción británica y emitida en el
Channel 4, plantea el día a día de una empresa cualquiera, con sus jefecillos, sus secretarias jamonas, su personal auxiliar-administrativo, y por supuesto, su departamento de sistemas, que es el más importante, con la gente más capacitada, brillante, trabajadora, el pilar de la sociedad occidental. Por eso se les podrá encontrar en el sótano del edificio, en el lugar más lóbrego, apartado y recóndito del edificio, allá donde
los goblins y los trolls campan a sus anchas.
¿Es esto es un troll o un goblin?
En las profundidades de la planta -1 habitan criaturas de pesadilla que hace años que no han visto la luz del sol, y que evitan en la medida de lo posible el contacto con sus iguales, los seres humanos de las plantas superiores. Y es que el mundo necesita de los técnicos pero nadie quiere relacionarse con ellos.
Jen, sé leer e-mails, borrar e-mails, hacer click, doble click...
The IT Crowd gira en torno a la plantilla del departamento de sistemas. En primer lugar,
Jen que encabeza el departamento gracias a sus habilidades sociales, porque de informática alcanza a hacer el doble click y poco más. Magistral su presentación en el primer capítulo, en el que se la muestra como una directiva de éxito y con un futuro prometedor con un despacho en un edificio modernísimo y acristalado con unas vistas espectaculares sobre la
city, y acaba cerrando el círculo con su caída a los infiernos cuando la destinan al departamento de IT y termina asumiéndose como una más entre esa panda de frikis.
Roy, mientras haya porno en la red todo irá bien
Después tenemos a
Roy, una persona que reúne todos los factores necesarios para ser un marginado social del siglo XXI: geek, asocial, caradura y vago. Toda una joyita que se basta y sobra para resolver las dudas de los empleados de la empresa con una máquina automática que se limita a responder con un lacónico "¿ha probado a reiniciar el ordenador y a enchufarlo a la toma eléctrica?" cada vez que recibe una llamada telefónica. Lamentablemente así consigue resolver el 100% de las incidencias. ¡Muerte al usuario final!
Moss, "oh cielos una mujer, ¿y qué hago yo ahora?"
En tercer lugar tenemos a
Moss, alguien que supera a su compañero Roy en asocialidad y en frikismo. Moss es el ejemplo de geek extremo, que ha dedicado toda su vida a saber como hackear la red corporativa en unos pocos segundos en detrimento de su capacidad de relacionarse con los demás seres de su especie. Para que os hagáis una idea, se trata de alguien que para apagar un fuego escribe un e-mail al cuerpo de bomberos. Incapaz de hablar normalmente con una persona del sexo opuesto -tampoco del suyo propio- sin embargo es feliz en su sótano rodeado de ordenadores y conectado con el mundo exterior a través del Google. ¿Para qué más?
Richmond, y no lleva maquillaje...
En cuarto lugar tenemos a
Richmond, que comparte las escasas habilidades sociales de sus compañeros y que tras una etapa de éxitos entre los peces gordos de la empresa, cayó en desgracia y fue relegado a un cuarto oscuro para vigilar los servidores cuando le dio por escuchar
música gótica como los
Cradle of Filth.
Denholm, un modelo a seguir
El jefazo de la empresa es
Denholm, el que se encarga de mantener a raya a sus empleados técnicos, aislarlos en el sótano y ningunearles de todas las formas posibles incluso en los momentos de éxito corporativo, como se espera de todo buen jefe.
La máquina que todo departamento de IT debería tener
La serie mantiene un nivel muy alto a lo largo de sus seis capítulos, con mucho humor y cargada de guiños geeks para el ojo entrenado, como por ejemplo pósters del
Monstruo Espagueti Volador, referencias a ordenadores míticos de los años ochenta, pegatinas hacktivistas, y montones de
camisetas con motivos tomados de la red de redes. La serie te garantiza muchas risas y ya se puede calificar como "de culto" en el ámbito
geek.
Ningún geek es digno de llamarse así si no tiene una taza personalizada...
A destacar de esta serie la fenomenal visión que tuvieron sus creadores a la hora de difundirla, ya que la pusieron a disposición de los internautas en descarga directa -y gratuita ¡oh cielos!- a través de su web. Por supuesto, y dejando atrás
el lamentable discurso de gente que no se entera de qué va esto, el éxito fue inmediato, su popularidad subió como la espuma y la venta de los DVDs de la serie se disparó (¿he dicho ya que habían puesto la serie en Internet para que la gente se la bajase gratis? ¿qué raro, no?). Este acierto de sus creadores junto con el boca a boca ha hecho que la serie tenga un gran éxito y sea una referencia a la hora de dar a conocer algo por Internet, técnica que no sólo se limita a series de televisión, sino que también puede aplicarse a música, libros... el reto de Internet está ahí, ahora sólo falta quien sepa aprovecharlo en lugar de
criminalizar a su público.
... ¿pero qué ocurre si en lugar de una se tiene varias decenas de ellas?
No te olvides. Si la próxima vez que estés en tu trabajo te ves escribiendo líneas de código indescifrable en el ordenador, buscando frikadas en el Google, o enviando e-mails de
powerpoints absurdos a toda tu lista de contactos, recuérdalo: es posible que sin saberlo seas uno de ellos, un geek, un perdedor, alguien que debería estar confinado en el sótano más oscuro y profundo del edificio en el que trabaja. Es así, y no es algo que puedas cambiar.
De nada.
PD: si te interesa la serie en V.O.S.E, puedes probar
por aquí...