Directamente desde Japón nos llega esta serie que emula las peripecias de la sufrida Vicenta, pero con un punto de surrealismo propio del anime más demente obra de los hijos del Sol Naciente. Les presentamos a Ebichu.
Aquí tenemos a un hámster doméstico, así como suena, que vive con su dueña y se encarga de hacer todas las labores propias del hogar para ayudar a su ama y a su pareja, un tipo bastante desagradable que se dedica a ponerle los cuernos un día sí y otro también, eso cuando no llega directamente borracho a casa con marcas de pintalabios por toda la ropa. Pero lo peor es cuando la pequeña y apestosa rata casera se excede en sus funciones y empieza a tocarles la moral a su dueña y su novio, con nefastas consecuencias para su salud.
De todos es sabida la falta de diplomacia y mano izquierda en los hámsters domésticos. Eso le lleva a hacer cosas que no están muy bien vistas socialmente. Pero pobrecilla: Ebichu sólo quiere ayudar, poniendo todo su empeño en hacer las cosas lo mejor posible para que todo esté ordenado y limpio en el hogar. Todo.
Ebichu no es más que un pobre e ingenuo animal que no sabe nada de la vida. Eso le lleva a cometer errores imperdonables cuando su ama y su novio se dedican a intimar. Ebichu aguanta estoicamente las palizas a las que le someten sus dueños, ignorantes de cuánto sufre el pobre hámster. Qué lástima, no hay derecho...
Otra cosa que acaba con la paciencia de la dueña de Ebichu es la glotonería innata de la que hace gala este pequeño e inmundo roedor. Como todos los de su especie, se come todo lo que está a su alcance, pero su obsesión alcanza cotas especialmente peligrosas cuando se trata de queso y de helados, acabando con todas las existencias en cuestión de minutos. Su ama es incapaz de refrenar sus impulsos cuando descubre los estragos que ha hecho Ebichu en la despensa.
Por lo general, Ebichu es una sufrida ama de casa que tiene que soportar los malos humos que se gastan sus amos. ¿Qué opina de esto la Sociedad Protectora de Animales?
Pero pese a todo, Ebichu sabe que la quieren y la aprecian, y por ello seguirá dispuesta a fregar, hacer la colada, ir de compras... Qué bonita es la abnegación que profesa este animalito por sus dueños.
¿Para cuándo una segunda parte de la serie?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario