Muchas cosas se han podido ver estos días en
Sitges, incluso dicen que se celebraba un festival de cine fantástico lleno de películas, cortos y muchos, muchos freaks sueltos en sus calles... Pese a las extrañas fechas navideñas en las que se ha desarrollado (el año que viene parece que volverá a su ubicación original en el mes de octubre) y el clima lluvioso y desapacible de los primeros días, se pudo ver cosillas interesantes en este rincón del Mediterráneo.
Las palmeras no tenían cocos. Menudo timo. Con una persistente lluvia a modo de bienvenida, y tras pasar por
el hotel (si un día vais a Sitges y os alojáis en ese lugar, ¡huid! si no queréis ver cómo las ratas y las cucarachas bailan coros rusos sobre vuestra cama) se recogieron las acreditaciones en la zona de prensa y a partir de ese momento empezaron las frikadas.
Con mis papis me lo paso de miedo. Breaking News. Arnold Schwarzenegger no necesitó de dobles para este papel.
Durante la primera mitad de la semana se celebró la convención de Star Wars, y como muestra, el escaparate de una tienda con Darth Vader con traje y chaqueta. Sólo le falta bailar claqué.
Esa misma noche había un pase de la última película de los creadores de
South Park,
Trey Parker y
Matt Stone. La nueva criatura es
Team America: World Police y no deja títere con cabeza (nunca mejor dicho). Fue una buena forma de empezar el festival. Lo primero que uno piensa es si nos llegará la versión no censurada de la película al circuito comercial. Lo que sí se podrá ver casi con toda seguridad es a padres mal informados llevando a sus hijos pequeños para ver "esa película tan simpática de marionetas". Hagan sus apuestas.
Siempre hay un cabezón en la butaca de enfrente.
Las pocas horas de sueño fueron una constante estos días, y tras acabar la sesión de marionetas a las mil de la madrugada, tocaba madrugar para ir a la clase magistral de
Jonh Landis en la sala Casino Prado. Este fenómeno es el director de varias de mis películas fetiche como por ejemplo
Twilight Zone: The Movie (1983) del que es autor del prólogo y primer corto,
Entre pillos anda el juego (1983), y
El príncipe de Zamunda (1988). También es autor de
Thriller (ya comentado en
este blog), y del clásico
Un hombre lobo americano en Londres (1981). La charla fue de lo mejor del día y se tocaron muchos temas cinéfilos, muy interesantes todos ellos. Al director se le veía con ganas y respondía a todas las preguntas de los fans explayándose a gusto, tanto que las dos horas de la charla pasaron volando y si hubiéramos estado otras dos, nadie se hubiera quejado. Como anécdota, la gracia que le hizo la traducción del título al español de
El Príncipe de Zamunda del original
Coming to America.
John Landis en el centro. La intérprete, en la luna.
La clase magistral fue todo un éxito pese a la desastrosa intérprete, que tenía que acudir siempre en ayuda del director del evento pidiendo ayuda para traducir las cosas de las que no se había enterado (que eran bastantes) y de los títulos de las películas. Al hilo de este comentario, en Sitges deberían reflexionar sobre qué quieren decir exactamente con la palabra
Internacional que aparece en el nombre del festival. Los no catalanoparlantes que asistieron y que no se enteraron de nada sabrán de lo que hablo. Al final, a Landis como mejor se le entendía era en inglés y sin la traducción. Cosas que pasan.
Esa misma mañana nos dimos una vuelta por la sala
Brigadoon que se ha caracterizado estos días por dar la programación más bizarra, fantástica, gore y/o casposa del festival. Tuvimos la ocasión de asistir a la proyección del ciclo de
beach movies. Estas películas son una suerte de festival surfing-playero que se dio en los años 60 con el auge de la música surf como los
Beach Boys, y donde todo el mundo va vestido con bañador y camisa hawaiana (los chicos) y bikini (las chicas) sea cual sea la escena que se esté desarrollando (si, en serio).
Las beach movies, un género impagable.
Un ejemplo que se pudo ver de este movimiento es
Beach Blanket Bingo. La trama es muy sencilla: ellos son jóvenes y guapos y sólo les gusta bailar, hacer barbacoas en la playa y surfear. Pero los malos (que son muy muy malos, y muy muy torpes) intentan fastidiarles la fiesta aunque eso no supone ningún problema pues nuestros intrépidos héroes les persiguen, se empujan (pero sin hacerse mucho daño, ¿vale?) y acaban con esos macarras que no dejan de incordiar con sus ruidosas motos, que huelen mal y no se quitan la chupa de cuero así les suba la tensión. Todo termina en un guateque con más música surf, playa y cócteles de
pineapple mientras ellos y ellas bailan y se contonean. En bañador y bikini, por supuesto. A destacar los nombres de los protagonistas: Dee Dee, Bonehead ("cabezahueca"), Eric Von Zipper... el apoteosis del cine del cerebro-en-formol.
Más adelante tocaba sesión doble en el auditorio. Esta vez era el turno de
Three... Extremes y de
Les Revenants. La primera sesión era un conjunto de tres cortos, de
Fruit Chan,
Chan-wook Park y
Takashi Miike. Chan-wook Park que por cierto repetía cartel en Sitges con Oldboy. Los cortos tratan el tema del canibalismo, las mutilaciones y el incesto, pero con un punto de vista muy especial que nos trae el cine asiático, de forma muy retorcida y maquiavélica, y que ha sido una constante en todo el festival.
En cuanto a Les Revenants, se trataba de una propuesta del cine fantástico francés que plantea una inquietante pregunta: ¿qué pasaría si los muertos volviesen a la vida sin ninguna explicación y tuviesen que reincorporarse a la rutina diaria de una vida que abandonaron tiempo atrás? Ojo, pese a lo de los muertos reviviendo, no hay nada de gore, sangre, vísceras y casquería varia. La película está muy bien, es bastante diferente a lo que se ha podido ver por aquí, aunque peca de falta de ritmo.
Un guardia jurado presentando la sesión. Todo puede ocurrir en la sala Brigadoon.
Al día siguiente las legañas empezaban a apelmazarse peligrosamente pero eso no era impedimento para seguir absorbiendo toda película-formol que se pusiese a tiro. Eso quiere decir que teníamos una cita ineludible con una maratón de cortos de la APACAM (Asociación de Productores Audiovisuales de Castilla-La Mancha) donde por sorpresa nos pusieron un corto de Faemino y Cansado que hizo llorar de risa a la sala entera (y de paso limpió las susodichas legañas). No contentos con eso, nos dieron duro en el hígado con una sesión cortesía de
Imagen D.E.A.T.H. con la presentación de esa obra maestra del celuloide llamada
Viernes 13 XXL,
Jason se lo monta de miedo, pero no una versión cualquiera, no. Era la "versión especial Sitges 2004" comentada por el director y el actor principal, Jason Bordes, e incluyendo una presentación por parte de
Lloyd Kaufman. Con esta película descubrimos que existe un género dentro del cine del que no sabíamos de su existencia. ¡El gore-porno! Así pues, el protagonista Jason Bordes iba como todo psychokiller, pensando en qué arma despedaza mejor un cuerpo humano para vengarse por su trágico destino, cuando se encontró con una pareja que lo estaba pasando muy bien.
Hola, ¿qué tienes aquí?
Como todo el mundo sabe, los asesinos en serie deben matar y despedazar a sus víctimas sin ningún escrúpulo, y Jason Bordes no es una excepción a la regla. Así que ahí le tenemos machacando tiernas jovencitas y musculosos actores porno (curiosamente
Nacho Vidal aparecía en casi todas las escenas). Y así una y otra vez durante todo el metraje. Lo mejor de todo, los audiocomentarios que iban contando lo que aparecía en escena al más puro estilo Humor Amarillo. Una película para ver y no olvidar.
Como la fiesta en el Brigadoon no paraba, siguieron una serie de documentales falsos. ¿¿Documentales falsos?? Pues sí. Al parecer hay gente que se aburre y se dedica a hacer documentales sobre cualquier chorrada aplicando el lenguaje del género. Recuerdo especialmente uno sobre psicofonías y demás pedorretas del más allá que... bueno, la sala entera estaba doblada de risa en sus asientos.
Ya era de noche y llevábamos muchas horas viendo frikadas de las duras, pero lo más hardcore estaba por venir. En primer lugar nos deleitaron con el pase de
Deadhunter: Sevillian Zombies, un mediometraje de Julián Lara sobre una invasión (una más, y ya van...) de zombies en Sevilla (nadie lo habría adivinado).
Julián Lara con su corto nos vende la moto...
y la página web, el DVD, las camisetas, pósters,
la banda sonora, pipas, cacahuetes... La peli realmente no está mal, aunque tiene esas cosas tan cutres como el sonido que no se oye, sombras del cámara en las paredes y esas cosillas típicas. Lo peor de todo son algunas escenas para lucimiento del director / actor / guionista / productor / chico-para-todo alias
Julián, que sobran bastante. Aún así no está demasiado mal. Divierte, hay muchas vísceras, los temas elegidos para la banda sonora pegan fuerte, y por el mismo precio nos ponen un cameo de Kiko Veneno y otro de Leonardo Dantés con su baile del pañuelo (terrible, terrible...). Vaya, aquí también aparece Lloyd Kaufman. Decididamente este hombre sale en todas partes. Bueno, atentos al Lara, que este freak amenaza con
una segunda parte para dentro de poco.
Así se nos quedó la cabeza después de tragarnos tantas películas radioactivas.
Todo esto no es suficiente. Somos duros y queremos más. Pues venga, nos quedamos al pase de la tercera parte de la mundialmente famosa
Apocalipsis Vampira. En este caso ya no es gore-porno, si no que es porno-porno del duro. Pero creedme, la sala no estaba llena por eso, sino porque fuera hacía frío y viento y en algún lugar había que resguardarse (¿ha colado?). No hay mucho que mencionar salvo que la presentación la hizo el propio actor porno (pero vestido, no os vayáis a pensar cosas raras).
Estas son unas bolas chinas, y lo demás son tonterías.
El día se iba acabando pero quedaba por estrenar
El Justiciero, corto de unos chicos de Barcelona que se dan a conocer en este mundillo con el nombre de
Grupo Trauma y son amantes del cine fantástico y de todas las frikadas en general. Tanto les gusta que hasta hacen un programa semanal de radio a través de Internet (sobre el que habrá un post en este blog próximamente).
Chema Ponce y Nacho Fiol, con audiencia.
Antes de ver la proyección, tuvieron el detalle de regalar DVDs de su anterior corto, Soulman. En cuanto a El Justiciero, era un trabajo que mezclaba cine negro con fenómenos paranormales. Se nota que han hecho varias cosas antes porque para estar realizado sin medios, está bastante currado y dan el pego como actores. Esperamos ver más cosas del Grupo Trauma.
El sábado el festival había terminado oficialmente, si bien por la mañana y por la tarde hubo sendos maratones repitiendo lo mejor del festival. Por la mañana no se pudo estar porque uno estuvo revisitando Barcelona.
A Godzilla le hubiera gustado ver tantas casas
juntas y listas para jugar un rato. Pero por la tarde llegamos a tiempo para ver acabar una película / parodia / homenaje a las
beach movies. Esta vez era
Psycho Beach Party y por muchos homenajes que hagan, se nota que ya no es lo mismo. La década de los 60 es una época que jamás volverá: demasiado
naïf para los tiempos que corren. Lástima que el día anterior nos perdiéramos
The Beach Girls and the Monster...
En la sala Brigadoon aún están buscando la pancarta que daba la bienvenida a Godzilla...
En el maratón de tarde pudimos ver
The Final Cut, la última de
Robin Williams. Objetivamente la película no está mal aunque no aprovecha bien la idea y tiene todos los desagradables tics del cine de Hollywood. Pero sinceramente, ¿quién coño aguanta al insoportable del Robin Williams?
Y para acabar el festival, un cierre a lo grande con
Oldboy de
Chan-wook Park. Grandiosa. Y maquiavélica. Los que tengan la oportunidad, que vayan a verla al cine.
Conclusiones de este festival:
- Vimos muchísimas cosas, pero nos perdimos aún más.
- El cine oriental aporta savia nueva, ideas imposibles de concebir en occidente, frescura y nuevas formas de ver el cine. Si Sitges dependiese de las producciones norteamericanas o europeas, estaría muerto, al menos en esta edición.
- Sitges es bonito.
Así que ya saben. Próxima estación: Sitges 2005, capital de Japón.