Hace más de 200 años, los hermanos Montgolfier se embarcaron en una curiosa aventura. En el último cuarto del siglo XVIII descubrieron que el aire caliente era menos denso que el aire frío. Si se lograba encerrar en una pequeña bolsa confeccionada a base de seda, el aire caliente ejercía un empuje hacia arriba que era capaz de levantar bastante peso.
Poco a poco fueron perfeccionando el invento hasta que construyeron el que sería el primer globo aerostático, de 13 metros de ancho y 21 metros de alto, con un volumen de 220 m3 y 500 Kg de peso, para lograr el primer vuelo de un ser humano el 21 de noviembre de 1783.
Con ese globo sobrevolaron la ciudad de París desde una altura de 1000 metros, recorriendo una distancia de 9 kilómetros.
Para controlar la altura del globo, se calentaba el aire quemando paja. Para que el globo subiera alto, muy alto, se soltaba el lastre.
Y esa es la fabulosa historia de los hermanos Montgolfier.
Feliz 2010.
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