martes, 24 de julio de 2007

Terroríficamente divertido (I): Tu madre se ha comido a mi perro

Hace veinte años, mucho antes de que hobbits peludos le dieran pal pelo al Señor Oscuro, Peter Jackson era un director desconocido que se movía en el mundillo de cortometrajes frikis, cortos que se dedicaba a grabar con una cutre-cámara de vídeo que le regalaron sus padres.

Pese a todo, Peter era bastante apañado, y con guiones más o menos resultones, litros industriales de hemoglobina barata, y cuatro años de rodaje con sus amigos en su tiempo libre, consiguió completar su primera obra, Mal Gusto (1987), que al año siguiente conseguiría llamar la atención en el festival de Cannes. Por entonces Jackson contaba con tan sólo 26 años.

Animado por este inesperado éxito y por la experiencia que le permitió meter cabeza en el mundillo del cine, se dispuso a seguir intentándolo. Su intención era rodar una película de zombis pero la falta de financiación acabó provocando que se embarcara en otro proyecto de muy bajo presupuesto -Meet the Feebles- que le dio el dinero suficiente para sacar adelante su proyecto.

Lo que inicialmente iba a ser una peli de zombis fue degenerando en una suerte de comedia terrorífica que mostraba a una patidifusa audiencia una mezcla de géneros que pocas veces se había visto antes. Sangre, vísceras, muertos vivientes y monstruos varios conformaban una parada de los monstruos bastante peculiar presentada con pinceladas de humor negro, característica que se acabaría convirtiendo en marca de la casa. Esta "cosa" tuvo por nombre Braindead, que por aquí se estrenó con el chocante nombre de Tu madre se ha comido a mi perro.

La originalidad de la propuesta no pasó desapercibida y fue un éxito mundial -todo lo exitoso que podría ser una película de estas características- que le abriría para siempre las puertas al mundo del cine. Era 1992 y al nombre de Peter Jackson le esperaba un futuro prometedor.

Braindead
La entrañable mascota de la familia Cosgrove

La historia es tan sencilla como desconcertante. Una rata mutante capturada por una expedición en la selva de Sumatra es llevada al zoo de la ciudad donde vive el infeliz de Lionel junto con su anciana e insoportable madre, la señora Cosgrove.

Braindead
No hay gran diferencia entre la bruja que es y el monstruo que será

El panorama de este joven no es muy alentador: tiene un trabajo basura y tiene que aguantar las excentricidades de su madre. Por suerte tiene a su pequeña Paquita. Este personaje de nombre tan castizo no es casualidad, ya que está interpretado por Diana Peñalver, que por estas latitudes se la recuerda por ese bodrio de principios de los años 90 que era Chicas de hoy en día, del que seguro muchos guardan aún (malos) recuerdos.

Braindead
Tengo una pequeña contractura en las vértebras

Cuando Lionel y su madre van al zoo, la rata mutante saca las zarpas de la jaula y le da un buen mordisco a la viejuna. Aunque la susodicha se encarga de darle su merecido al bichejo, ya es demasiado tarde porque el mordisco supone el principio del fin, aunque de por medio le aguarda al espectador hora y media de casquería, sangre y mucho, mucho cachondeo.

Braindead
Natillas con sirope de frambuesa... ¿o no?

Pronto los síntomas del mordisco empiezan a aparecer. Comportamientos extraños, pústulas supurantes y gruñidos más allá de lo normal en su anciana madre le hacen sospechar a Lionel que algo va mal. Para los aprensivos, no les recomiendo que vean la escena de las natillas... simplemente... ¡delicioso!

Braindead
El mejor remedio contra la vista cansada

Las sospechas de Lionel acaban por confirmarse. Su madre se ha convertido en un monstruo repugnante -nada fuera de lo normal, por otra parte- que va mordiendo a diestro y siniestro, propagando el virus a los vecinos más próximos de la familia, pese al empeño de Lionel de mantenerla oculta en el desván. Pronto aparecen la enfermera mutante, que da a luz a su hijo Selwyn igualmente zombie, y empieza así el caos más absoluto en la pequeña ciudad de Wellington, Nueva Zelanda.

Braindead
Así son las nuevas generaciones que estudian con la LOGSE

Un día, Lionel no puede retener a su madre, que sale a plena luz del día y es atropellada. Cuando, aliviado, la cree muerta, descubre aterrorizado que el cuerpo zombi de la señora Cosgrove sigue vivito y coleando, y lo que es peor, con más ganas de marcha y hemoglobina que nunca.

Braindead
Lo que se va a ahorrar en dentistas

La madre zombi se dedica a armar una buena escabechina en su propio funeral y el desmadre es ya absoluto. Un montón de personas, ya bastante freaks de por sí en vida (un cura karateka y el grotesco tío caradura de Lionel) se convierten en pestilentes monstruos hambrientos de cerebro. Los zombies afectados por el virus de la señora Cosgrove se multiplican y ya no pueden ser retenidos por más tiempo.

Braindead
¿Quién quiere probar mi nueva zombi-o-matic?

Braindead
¡No vuelvo más a este garito, a estas horas siempre está petado!

El funeral se convierte en un inmenso charco de sangre, hígados, sesos, intestinos, miembros mutilados y cabezas reventadas. Lionel y Paquita luchan desesperadamente por mantener a raya a tanto zombi desbocado con ganas de marcha. La escena final, cortadora de césped de por medio, merece ser recordada y tendrá siempre un espacio propio en la imaginería del cine gore.

Braindead
¡Cariño! ¿Puedes venir a recortarme los callos?

Así que ya saben. Si un día tienen la feliz idea de darse una vuelta por selvas exóticas, tengan cuidado con los bichos que se puedan traer en la maleta. Y siempre, siempre, siempre, vigilen de cerca a sus madres. Puede que un día le entre hambre por la noche, y al acercarse a la nevera, le apetezca comerse un perrito... caliente.

1 comentario:

Fran Rondón dijo...

Nunca olvidaré el impacto que me causó la primera vez que la vi en el plus.