Poco tiempo más tarde, con 16 años ya formaba parte del equipo nacional de esquí alpino y se veía en él una figura destinada a alcanzar altos vuelos. Efectivamente, los pronósticos se fueron cumpliendo poco a poco. Líder del equipo con 21 años, empezó a cosechar sus primeros triunfos importantes como el campeonato del mundo de descenso en El Portillo, Chile, en el año 1966. En las dos temporadas siguientes ganó la copa del mundo de esquí alpino (1967 y 1968) y los campeonatos del mundo (1968), llevándose esos años el triunfo en la disciplina de descenso y eslalon (1967), y de gigante (1967 y 1968). Para culminar su carrera, en 1968 consiguió el hito por el cual es aún considerado uno de los mejores esquiadores alpinos de la historia, obteniendo un triplete en los Juegos Olímpicos de Invierno de Grenoble '68, donde se llevó el oro en descenso, eslalon y gigante, confirmando sus magníficas aptitudes en todas las disciplinas del esquí alpino, algo que está al alcance de muy pocos esquiadores a lo largo de la historia.
Actualmente, además de ser una leyenda viva en sus ratos libres, es un hombre de negocios con bastante éxito, y lleva su nombre uno de los grandes -en toda la extensión de la palabra- y míticos dominios esquiables de toda Europa, el que une las estaciones de Tignes y Val d'Isère, el Espace Killy.